La calidad en las conversaciones es clave para alcanzar buenas decisiones y lograr avances. Este mantra me acompaña desde hace años, y por ello investigo y aplico tanto en en mis reuniones como en las dinámicas y herramientas que propongo a los equipos a los que formo y/o acompaño. La curiosidad, inquietud y deseo de mejorar, es el motor que me mueve, y la razón de ser de mi empresa.
Hoy quiero compartir una reflexión y una herramienta para mejorar esas conversaciones de análisis que preceden a la toma de decisiones. Esas en las que en demasiadas ocasiones caemos en los siguientes errores:
1. Saltar demasiado rápido a la búsqueda de soluciones:
Un avance muchas veces en falso… sin tiempo a profundizar, saltamos a la generación de opciones o de soluciones. Consecuencia: conversaciones infructuosas, donde hablamos desde posiciones más o menos alejadas, debido a que nuestras perspectivas y conocimiento acerca de una situación pueden ser distintas, pero sin saber que son alejadas.
El cerebro tiende a llenar vacíos y a buscar respuestas a lo desconocido con lo que creemos que es «conocido» basado en nuestras experiencias pasadas. Sin embargo, esto puede resultar en una falta de objetividad y una tendencia a ocultar o ignorar lo que consideramos «básico» o «dado por hecho». La falta de información y comunicación adecuada abre la puerta a la imaginación.
Por otra parte, a menudo callamos más de lo que expresamos, tenemos muchas creencias interiorizadas que consideramos «evidentes» e «irrefutables», y las pasamos por alto, generando vacíos en la comunicación. Esto da lugar a una falta de información y a la imaginación para llenar esos huecos.
2. Búsqueda de «tener la razón» y tendencia a cerrarnos a nuevas ideas
Dado que estamos más entrenados en la competencia que en la cooperación, muchas veces de manera inconsciente, nos centramos en la búsqueda de «tener la razón» y una tendencia a cerrarnos a nuevas ideas, a escuchar sólo aquello que confirma lo que conocemos.
Una tendencia contraria a la que requiere la cooperación: la curiosidad. La curiosidad que implica estar abierto a escuchar, dejarnos permear, dejar de lado ideas, y desaprender para seguir aprendiendo, por lo que insistimos en nuestra visión y nos cerramos a otras ideas.
También puede llevar a evitar el debate intelectual y la confrontación de ideas, optando por llegar a un acuerdo a cualquier costo en lugar de buscar una comprensión profunda y una búsqueda constante por la excelencia.
DILEMA: ENTENDER Y NO CONVENCER
Suena bien Olaia, pero, ¿cómo acercarnos a ese espacio de comprensión mutua?
Busco aproximarme a los desafíos, tensiones y dilemas que surgen en las relaciones humanas y en los equipos desde dos perspectivas: la tarea y los procesos, y la persona, sus paradigmas, emociones y dinámicas relacionales. Ambos aspectos son igual de importantes para alcanzar un equilibrio entre la cabeza, las emociones y las acciones.
Por ello, partiendo de la necesidad de fomentar el intercambio y la suma de perspectivas a través de una escucha profunda, una apertura mental y un espíritu crítico constructivo (aquí encontrarás ideas de interés en relación a esto), te propongo seguir el método propuesto por Shiffman y Basset, las 4 preguntas clave nos permiten profundizar en la construcción de cada relato y entender «nuestra verdad» de una manera más integral y efectiva.
Un método creado para el análisis y debate constructivo para sus estudiantes de historia y estudios sociales, pero que considero totalmente válido para la mayoría de las conversaciones que mantenemos en las empresas, donde lo técnico y la complejidad humana en interacción con lo técnico se entrelazan.
Un método, el de las 4 preguntas, que propone desarrollar la conversación en torno a 4 preguntas clave para evitar caer en la trampa de tratar de imponer nuestra opinión y, en cambio, fomentar la búsqueda de una mayor comprensión mutua.

Narración: ¿Qué sucedió?
La narración es la habilidad clave de las historias. A partir de la habilidad de descubrir algo nuevo y destacable en el mundo (un hecho), buscamos narrar una historia coherente sobre cómo llegó a ser relevante.
Interpretación: ¿Qué estaban pensando?
Narramos la historia a través de las acciones y pensamientos de las personas. Por ello, esta segunda pregunta requiere comprender las motivaciones y perspectivas de los principales actores de la historia. Esa capacidad implica interpretar fuentes originales y otros indicios para percibir a las personas que forjaron la historia desde su propia óptica. Llamamos a este entendimiento “empatía histórica”.
Explicación: ¿Por qué entonces y allí?
Las personas en nuestra historia están inmersos en un contexto específico. La tercera pregunta nos solicita que evaluemos los factores fundamentales que contribuyeron a la ocurrencia de la historia, en qué momento y lugar sucedió. Esta habilidad requiere hacer comparaciones e identificar patrones, usando categorías comunes de las ciencias sociales como “económico” o “político”. Aprendemos a “explicar un cambio con un cambio y una diferencia con una diferencia”.
Discernimiento: ¿Qué opinamos al respecto?
Tras responder las tres primeras preguntas, estamos preparados para formular una evaluación objetiva, o con al menos un juicio responsable sobre los participantes en la historia y la historia misma. ¿Qué aspectos de esta historia nos parecen admirables? ¿Qué creemos que es vergonzoso? ¿Qué lecciones nos ofrece la historia en la actualidad? ¿Cómo nos ayuda a identificar y expresar nuestros propios principios y valores?
En conclusión, un proceso de conversación generativa es esencial para abordar los retos y tensiones que subyacen en los retos que abordamos en los equipos y las empresas. Para lograr una comprensión profunda, es fundamental la escucha y mostrar empatía con el otro, pero también ir desgranando las diferentes capas que incorporan las narrativas de nuestra realidad, «las películas que nos montamos en la cabeza».
Sólo así, con un espíritu crítico y constructivo, podremos integrar y construir conjuntamente, aportando soluciones innovadoras y contribuyendo al crecimiento del equipo y la empresa. La calidad de la conversación, es la base sólida de estos resultados, la que nos permite entender, tomar decisiones y avanzar de manera efectiva.

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