Empleados que se esfuerzan, incluso en momentos de dificultad…
Alta implicación… mostrando significación, orgullo, y reto por el trabajo…
Altos niveles de concentración y disfrute… que hacen que pase el «tiempo volando»…
Deseable por cualquier empresa y por cualquier persona/profesional ¿no os parece? Pues esto es lo que se conoce como
engagement, o «estado mental positivo por el trabajo que se caracteriza por el vigor, la dedicación y la absorción».
Entre las ventajas o beneficios que aporta a las organizaciones, y que pueden constituir una fuente de ventaja competitiva encontramos:
Mejores niveles de desempeño (eficacia y rendimiento)
Mayor calidad de servicio percibido por los clientes (menos errores)
Mayor satisfacción laboral
Mayores niveles de compromiso.
La cuestión, por tanto, radica en:
¿Cómo desarrollar el engagement?
Pues según un estudio impulsado por Tripiana y Lorens del Equipo Wont de Universidad Jaume I, una de las vías para el desarrollo del engagement es a través del ejercicio del liderazgo, y más específicamente, su impacto en la creencia de autoeficacia de las personas de su equipo, que inciden positivamente en el nivel de engagement de los mismos.
¿Qué ocurre cuando creo en mi autoeficacia? Pues siento mi entorno retador (en positivo) pues siento que cuento con recursos (personales y organizacionales) para afrontarla. Esta creencia y sensación tiene un efecto de bienestar en mi, lo que me impulsa a tener niveles de desempeño, calidad y compromiso mayores, lo que a su vez enriquece mis recursos personales (mi caja de herramientas personal), entrando en una espiral de motivación y mejora de creencia de eficacia. (+ engagement)
¿Y si no creo en mi autoeficacia? Pues que siento que el entorno es amenazante (en negativo), pues siento que me faltan recursos (personales y/u organizacionales), generando malestar en mi, lo que repercute negativamente tanto en la organización como en mi, reduciendo a su vez más, si cabe, en mis creencias de autoeficacia. (- engagement)
¿Y cómo desarrollar esa creencia de autoeficacia en las personas?
Pues la creencia de autodesarrollo en las personas se desarrolla gracias a:
experiencias de éxito o logro vividas
aprendizaje vicario o la observación de éxito o fracaso en otros
los estados fisiológicos y emocionales asociados a una situación (por ejemplo, si me he sentido nervioso, con sudor frío,… afecta negativamente a la creencia de autoeficacia)
el feedback positivo, en forma de refuerzo social, críticas positivas, halagos o palabras de ánimo que favorecen la experimentación de un clima laboral positivo.
Y precisamente es en este último aspecto donde el líder debe/puede influir positivamente, y es que un feedback adecuado y oportuno que refuerza los comportamientos positivos y ofrece oportunidades reales de mejora y aprendizaje en los comportamientos menos positivos, potencia la creencia de autoeficacia de la persona.
Y, es que apoyando a las personas en mejorar su capacidad real y su creencia de autoeficacia, es como se moviliza a estos a trabajar con ahínco en proyectos que aportan tanto a la organización como a sus posibilidades de desarrollo personal.
¿Qué estás haciendo para mejorar el nivel de engagement de tu organización?
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