Último día de vacaciones… los primeros destellos de luz que despiertan el día con renovadas energías, el sonido de las olas del mar golpeando la orilla, el olor a salitre intenso con mezcla de hierba mojada por el rocío… y el silencio… el silencio y la calma que sólo a las 7 de la mañana de un domingo de Agosto, cuando todavía todos duermen, se puede disfrutar. ¡Pequeños grandes placeres de la vida!
El cielo ha teñido de rojo las nubes que salpican el cielo… y me regala una estampa de postal que me llevo grabados en cabeza y corazón como fuente de energía y pilas cargadas para retomar poco a poco mi actividad.
Retomar mi actividad poniendo mi granito de arena al ayudar a impulsar el momento personal y profesional de las personas con las que trabajo.
Ayudarles a dar un paso más allá de lo que por si mismos darían. Ayudando a que intenten, ¡y consigan! alcanzar aquello que se resiste, que tienen en la cabeza pero a lo que no saben cómo hincar el diente, o incluso buscar aquello que necesitan/quieren, porque a veces precisamente es eso lo que falta, pues sólo saben que así no quieren seguir, ¿pero qué otra cosa puedo hacer? … en definitiva, ponerse retos ambiciosos, tomar decisiones, llevar a la práctica, superar obstáculos (muchas veces en la cabeza), y ¡bingo!
Y en el proceso aprender, conocerse más, poner a prueba nuestros límites, redescubrir algunas facetas nuestras, valorarnos un poquito
(o mucho) más, reconocer lo que hacemos bien (¿aparcamos el exceso de humildad y la soberbia?), y lo que somos, descartar algunos hábitos, tal vez superar algunos miedos, adoptar nuevos hábitos,…
Porque como dice Meredith Belbin, «el conocerse a uno mismo es el primer paso para mejorar la eficacia personal».
Y en el proceso yo les ayudo a reflexionar, a cuestionar algunas cosas que nunca se habían atrevido a cuestionar, les animo a intentar
“un poquito más”, les apoyo, les motivo, les aporto cierta dosis de energía, les hago pararse para volver a reflexionar y valorar posibles consecuencias, también a considerar otros posibles puntos de vista, les apremio para que tomen decisiones concretas, ¿qué?¿cuándo?¿cómo? y les hago seguimiento,… intentando crear un tandem de colaboración en el que ayudo a andar,… tal vez más ligero, tal vez más rápido, tal vez más decidido…pero sin olvidar que andar andan ellos.
Como recientemente me dijo el gerente de una pequeña empresa de donostialdea: “salgo como si hubiera llenado el depósito de gasolina, con la cabeza clara y las pilas puestas”. No está mal, ¿no? Y es que seamos sinceros, cuando nos invade la vorágine del día a día, ¿cuánto tiempo de calidad dedicamos a reflexionar en lo que hacemos/no hacemos/para qué hacemos las cosas? ¿Y hacer eso que no sabemos muy bien cómo va… que se sale de “lo que controlo”…? ¡Con la pereza que da! Ufff! Mejor lo dejo para otro momento….
Y sólo hay una cosa cierta, ¡que las cosas por arte de magia, rara vez se solucionan! Puedo ignorarlo, puedo intentar enterrarlo bajo la alfombra y hacer como si no estuviera ahí… pero cada cierto tiempo volverá a cruzarse en mi camino, y tendré que vivir con las decisiones que estoy tomando. ¿Decisiones? Sí, señor, lo siento pero estás decidiendo no hacer nada al respecto y ¿por miedo? ¿pereza? ¿falta de tiempo? ¿porque no se qué hacer con ello? Dejarlo estar… pero la herida está y la infección persiste…. e incluso se expande…con sus consiguientes síntomas.
Poner nuestro granito de arena para generar las condiciones adecuadas para que pueda suceder lo que deseamos, parece mucho más efectivo, ¿no te parece? Porque las decisiones valientes suelen tener su recompensa. A veces en la forma exacta que deseamos, otras con otras soluciones que a priori no alcanzamos a contemplar pero que el camino nos descubre, ¡y hasta son mejores de lo que inicialmente habíamos imaginado!!!
¿Qué es eso que te ronda en la cabeza? ¿Te gustaría tener alguien que colabore contigo en alcanzar ese reto que se resiste? Contacta conmigo (pinchando aquí) , cuéntame de qué se trata, conóceme y valora si puedo ser la persona adecuada para trabajar codo con codo contigo. ¿Acaso pierdes algo? Puede ser el primer granito de arena de un camino que te tiene para ti algunos “tesoros escondidos”. Tú decides…
[…] ¿Que todavía no tienes claro a qué me dedico? Te lo comentaba en el anterior post: Coger impulso… ¡para hacer diana!. […]