¿Cómo utilizar el dolor que llevo dentro para contribuir de manera positiva en mi entorno?
El dolor es algo intrínseco en nosotros. No hay persona, ni organización, que cuando rascas un poquito, no muestre alguna herida. Herida que nos condiciona en nuestra forma de entender el mundo y de actuar ante él. Herida que nos aporta un cúmulo de experiencias vitales, que con el aprendizaje oportuno, puede ser utilizada para, en lugar de actuar desde el dolor y el «diente por diente», utilizarlo en forma de contribución a mejorar nuestro entorno desde lo aprendido de la experiencia. Una mejora que viene desde la transformación y superación de ese sentimiento y situación. Utilizando la parábola que emplea Eugenio Moliní, ¿cómo convertir nuestra piedra en perla y contribuir a mejorar nuestro entorno?
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¿Cómo convertir el dolor en algo positivo, y utilizarlo para mejorar tu entorno? |
Y es precisamente éste el punto de partida para la propuesta de trabajo para los que hemos participado en el Gait Co-lab 2014. Un taller colaborativo al que nos invitó Eugenio Moliní, referente para todos los que andamos a vuelta con el cambio (indispensable la lectura de su libro Participación Genuina), y que fue posible gracias a la colaboración en la organización de Miriam Moreno. Una llamada a la que respondimos 40 personas relacionadas con la facilitación de procesos de cambio y transformación. 40 personas muy diferentes, pero con una visión y propósito compartido.
Buceamos en nuestra piedra, nuestro dolor más profundo, para tomando consciencia y responsabilidad sobre la misma, encontrar la forma de utilizarla como fuente de valor a transmitir a nuestro entorno. Un trabajo profundo, personal y revolucionario, por los efectos que en primera persona hemos podido vivir todos los que allí estábamos. Compartir esos sentimientos, recibiendo escucha y comprensión sin juicio, ha sido una experiencia realmente especial. Esos momentos rara habis que se quedan en el haber de uno, como abono que recibe uno para poder crecer y, tal vez, florecer.
La energía de la sala y el reflejo en la mirada de los que allí estábamos es un reflejo del impacto de lo que allí vivimos. El dolor es energía, y como toda energía no puede ser destruida, pero sí transformada. ¿Hacia dónde deseas que vaya dirigida esa energía?
Para avanzar en el taller, el segundo día pasamos de lo personal a las organizaciones. Dos organizaciones reales, con casos y problemáticas reales, en un momento concreto y real, que generosamente nos mostraron sus dudas, dificultades… y retos. Todo problema podemos elegir verlo como problema o como oportunidad. Ver que realmente hay interés en convertir el problema en oportunidad, aportando un grano de consciencia a la hora de intervenir y querer mejorar la situación de la organización y de las personas que en la misma trabajan (conjuntamente, no supeditada una a otra), otra aportación. Un poco más de abono, en este mundo de competencia y hostilidad…
¿Cómo aportar soluciones a la organización, diseñando intervenciones que impliquen experiencias positivas de colaboración y aportación a las personas? Cómo conseguir conjugar rendimiento y oportunidades de desarrollo y bienestar a las personas? Un reto que es posible, un reto que aporta sostenibilidad a la organización, pues esta, no puede ser sostenible en el largo plazo si se olvida de las personas, que son al fin y al cabo, las que posibilitan que esa organización lleve a cabo su misión, aquello para lo que fue creado, su para qué.
Una propuesta de cambio, y de cambiar la forma de cambiar, que se intentó aplicar al propio Gait. Un proceso de cambio que arrancó con fuerzas del cambio potentes (allí se palpaba físicamente la energía), y que se encontró con su consabida fuerza de la resistencia, de la fuerza de aquello que se desea conservar,… Pues no hay avance sin fricción. Un paso que puede ser el inicio de algo… porque como nos ha recordado una asistente al Gait,
No tienes que cambiar tu mundo en un solo día.
Empieza con pasos pequeños.
Un viaje de dos mil kilómetros
se inicia con un primer paso.
Nos hacemos grandes poco a poco.
Los pequeños pasos cotidianos nos conducen
a resultados impresionantes con el tiempo.
Robin Sharma
El primer paso está dado… el tiempo dirá lo que debe ser, y llegará a ser lo que deba ser.
Mi más sincero agradecimiento a Eugenio Moliní y Miriam Moreno, por hacerlo posible, y a todas las personas que desde su mejor yo contribuyeron a enriquecer el menú propuesto. Grandes aprendizajes a diferentes niveles, conecptual, experiencial, interpersonales,… todos ellos a mi caja de herramientas 😉
Aquí os dejo algunos post que tras el encuentro se han escrito, y que aportan perspectivas diferentes de lo allí vivido, pues este no es más que mi relato subjetivo, tal y como yo lo viví:
– Jose Miguel Bolivar: GAIT: Aprendiendo sobre el uso creativo del dolor
– Aula de chefs: Cocinando organizaciones
– Isabel Sánchez: ¿Para qué, por qué te dedicas a lo que te dedicas y a dónde vas?
– David Criado: las 8 claves del cambio intencional
– Paz Garde: GAIT Colab: aprendizaje y gratitud
– Maria Angel Manovell: Sensaciones Gait Colab
Y el del promotor, Eugenio Moliní:
Reflexiones estratégicas dos semanas después del GAIT co-lab
Menos es más: valoración de contenido, diseño y procesos del GAIT co-lab
Y por último, hasta reportaje fotográfico realizado por Miriam Moreno: pinchando AQUI
Olaia: primero agradecerte tu participación en el CoLab y aún mas que hayas dedicado tiempo a escribir tus impresiones y publicarlas. Con profesionales como tú, las comuniredes-GAIT tienen todas las garantías para ser fuentes de apoyo y aprendizaje para todos los que queremos influir en el mundo en concordancia con nuestra vocación. Un cálido abrazo.
Gracias Eugenio por tus palabras, y por haber hecho posible el Gait. La vocación es una fuerza que puede mover montañas, y la confianza y la perseverancia son requisitos indispensables. Roma no se construyó en un día, pero la semilla que se plantó puede, y confío en ello, tener una raices muy largas. Simplemente hay que seguir abonando con confianza, constancia y paso firme para que florezca y muestre sus hojas. Un abrazo.