OAZ Coaching para el cambio | Olaia Agirre

Coaching, consultoria y formacion | personas, equipos, empresas

menu

  • HOME
  • SERVICIOS
    • SOLUCIONES
      • DESARROLLO LIDERAZGO Y EQUIPOS
      • ESPACIOS DE CONFIANZA, PARTICIPACIÓN Y CORRESPONSABILIDAD
      • ALCANZAR OBJETIVOS ESTRATÉGICOS
    • PROCESOS
      • Personas que crecen: Coaching ejecutivo y profesional
      • Equipos que suman: Coaching de equipos
      • Consultoría y coaching empresarial
      • Formación para profesionales
    • CLIENTES
  • OAZ
    • OAZ: Olaia Agirre Zabaleku
    • LIBROS
    • ENTREVISTAS
  • BLOG OAZ
  • HABLAMOS?

Liderazgo en tiempos de coronavirus

2 junio, 2020 by Olaia Agirre Leave a Comment

liderazgo y coronavirusEl coronavirus llegó dando un portazo, entrando sin pedir permiso y arrasó. Un auténtico tsunami sanitario, económico y social. Una de las pocas certezas (si es que queda alguna) en estos momentos es que ha zarandeado todo lo que dábamos por cierto, y nos ha puesto a TODOS, absolutamente a todos contra las cuerdas. Lo mejor y lo peor de cada uno, del sistema ha salido, ha aflorado. Se ha visto claramente dónde había músculo y dónde se había contruido con cartón-piedra.

Una situación nueva, desconocida, que nos ha puesto a prueba, y habiéndolo podido vivir mejor o peor, lo que está claro, es que a nadie ha dejado indiferente.

Por supuesto, el 100% de los planes de gestión o planes de acción que habíamos hecho a primeros de año (Los viejos sueños eran buenos sueños. No se cumplieron, pero me alegro de haberlos tenido.- Clint Eastwood) han saltado por los aires. El contexto ha cambiado, y toca responder de otra manera.

¿Cómo?

Habrá que ir viendo, pongamos en cuarentena las recetas mágicas (también lo que yo estoy escribiendo aquí), pero desde luego, no actuemos de la manera que teníamos previsto («No hay nada más peligroso que hacer con gran eficiencia algo que no debería haberse hecho en absoluto» – Peter Drucker). El entorno, lo queramos o no, no puede ser más distinto, y ¡qué peligroso es aferrarnos al medio – los planes, que nos aportan una falsa sensación de seguridad- perdiendo de vista el objetivo!!!!

Pero la vida sigue, las personas que estáis al frente de una empresa y/o de un equipo, necesitáis dar respuesta.  Toca reaccionar si no lo has hecho ya… el tiempo de lamentarse pasó…

¿Y ahora qué?
¿Cómo se lidera esto?
Es que todo está muy raro…
¿Y cómo me muestro ante mi equipo?
¿Cómo ser creible y dar cierta seguridad – que es lo que me piden-
si por dentro estoy como un flan -por no decir muerto de miedo-?
¿Cómo entender algunas reacciones «extrañas, fuera de lugar, conflictivas»…
y cómo responder ante ellas?
¿Cómo enfocarnos hacia adelante y no perdernos en el fango de la incertidumbre y el pesimismo?

Estas algunas de las inquietudes que he escuchado en confianza, donde se muestran sin necesidad de parecer seguros y fuertes – aunque lo son mucho más de lo que ell@s mism@s creen- estos meses. Meses en los que en sesiones on line (esto también ha sido nuevo… no una primera vez estricta…. pero sí en los niveles y la calidad con lo que nos ha permitido seguir con las sesiones) tras permitir que afloren la ansiedad y los miedos, ponerles nombre y relativizarlos (pocas cosas tan poderosas como normalizar lo que es normal… y el miedo ahora mismo es normal… ¡lo patológico sería lo contrario!)… hemos ido deshaciendo la madeja.

liderazgo y coronavirus

Por supuesto que no lo hemos conseguido deshacer por completo, ni lo hemos pretendido…. de hecho todavía estamos (a la vista de la situación a nivel mundial) en mitad (siendo optimista) del nudo grande… y por tanto, el objetivo que nos hemos puesto es el siguiente paso. Todo lo que planifiquemos más allá de la siguiente curva será sacar la bola de cristal… aunque lo adornemos de sesudos datos y análisis. Ir dando pasos para ver qué más datos nos aporta el entorno (no hay nada como moverse para que todo reaccione a tu alrededor) y ver si el camino va emergiendo (Caminante no hay camino, se hace camino al andar – Antonio Machado).

Algunas «buenas prácticas observadas» de liderazgo en tiempos de coronavirus

¿Y entonces qué? ¿Cómo? A continuación te presento algunas «buenas prácticas» que he podido observar en aquellos que lo están haciendo bien… ¡muy bien! Por supuesto, no es la lista de las soluciones mágicas pero tal vez te pueda inspirar y ayudarte a encontrar TU respuesta (no hay solución que pueda ser extrapolable al 100%, lo siento, no funciona así…)

  • Decisión 1ª a tomar:  el propósito u objetivo último en esta fase es avanzar y salir de esta situación de parálisis – ansiedad (para algunos es supervivencia, para otros «mantenerse» en una posición similar al anterior, para los más afortunados, aprovechar oportunidades que se les presenta en el mercado e incluso crecer), porque la empresa/proyecto/equipo merecía la pena y el no pelear no es una posibilidad.
  • Decisión 2ª a tomar: decidir ser parte de la solución = protagonista activo de todo esto…. y por tanto decido hacer lo que toca hacer… aun sabiendo que no siempre será fácil… pero estoy dentro y decido remar a favor. Lo contrario, tampoco será una opción para mi.

Muchas veces damos por obvias estas dos decisiones, pero para mi son el punto de partida… y si avanzamos sin dedicarles un minutito de reflexión (o más si aflora alguna duda-miedo) puede que avancemos en falso… y antes o después saldrá el monstruo de debajo de la alfombra… y tiene el don de la oportunidad: aflorará en el momento crítico y más inoportuno… ¡te lo garantizo!

  • Ahora más que nunca, es el momento del LIDERAZGO en mayúsculas y desplegar humanidad + profesionalidad. Un tandem bien avenido y que tan buenos resultados da. Un tamdem que aumenta el nivel de exigencia y el nivel de desempeño de una manera sostenible y saludable. Un tandem que obliga a desplegar y entrenar las competencias que posibilitan la transformación de las personas, los equipo y los negocios.
  • Toca tener espacios-personas de confianza y/o la capacidad de poder pensar, poner foco y orden a la cabeza, dar un espacio a las propias emociones, y posibilitar actuar y dar respuestas razonablemente coherentes. Entendiendo que coherente no significa que no podamos cambiar de opinión (bienvenidos sean tantas correcciones de rumbo como sean posibles, ¡no sea que nos perdamos en la oscuridad de las tinieblas por no querer cambiar, con naturalidad, el rumbo ante nueva información y/o elementos que aparezcan en el horizonte). Y entendiendo, que si yo mism@ no me siento razonablemente equilibrad@ y razonablemente segur@ del lugar desde donde debo actuar, en el directo, tengo grandes probabilidades de actuar secuestrad@ por las emociones de inseguridad o ansiedad que puedo sentir…. ( Lo que haces habla tan alto, que no puedo oír lo que dices – Ralph Waldo Emerson).
  • Es el momento de poner pocos objetivos, pero muy claros (¡FOCO!!!!) y que estos sean conocidos y compartidos por toda la empresa. ¿Cuál es ahora mismo la prioridad cero para nosotros???¿Y la 1? No es el momento de mucho más… que nos despistamos.
  • Toca estar muy cerca de los clientes. No como un vendedor a puerta fría, para venderle tu libro, sí para conocer cómo están, generar conversaciones de verdad… y si procede, pensar conjuntamente sobre cómo podéis apoyaros mutuamente en esta situación. ¡Han salido cosas muy chulas de conversaciones muy potentes, de las de verdad!
  • Toca utilizar la información de toda la información que llega del exterior a la empresa: y no son sólo los comerciales, también compras, el técnico que habla con el técnico de la otra empresa,… por lo que habilitar los cauces (nota mental: no hay mejor cauce que ir a preguntar… sin esperar a que por iniciativa propia vengan ellos) para ello. Esa información será la que nos ayude a tomar algunas decisiones, con un riesgo menor.
  • Toca dar confianza a las personas de la empresa… no diciendo no pasa nada, y yo tengo todas las respuestas. Sí estando a su lado, muy presente y accesible, preguntando y queriendo saber cómo están y qué necesitan, también diciéndoles claramente qué necesitamos de ellos, cómo pueden sumar (¡qué alivio cuando alguien te ayuda a marcar ciertas prioridades en la lista interminable de funciones y tareas que debes hacer en el día a día!). La inmensa mayoría de las personas actúan de buena fe y aportan cuando ven la posibilidad de aportar… (sí, de los otros también hay y hacen mucho más ruido que estos…. pero no hablamos de ellos, no es el momento de perder tiempo y energía aquí… es un lujo que no nos podemos permitir)
  • Es el momento de tomar decisiones: con lo que escuchamos, ¿qué hacemos? Hablar y no actuar no suma…. humanidad y profesionalidad (hacer lo que hay que hacer). Decisiones financieras, decisiones técnicas, decisiones orientadas a facilitar/aumentar el impacto del trabajo de las personas.
  • ¿Fuera la actividad es escasa? ¡Qué suerte que ahora tienes ese tiempo que no tenías para poner «la casa» en orden! Esto pasará… el tren volverá a pasar… es el momento de ponernos en forma para aprovechar la oportunidad cuando esto se reactive.

Y para poder hacer todo eso… desde mi experiencia acompañando en este proceso… qué importante tener claro a dónde te gustaría llegar con quien tengas delante (no como un lugar concreto, sí como un estado o siguiente paso que nos acerca a un futuro deseado) y pensar cómo iniciar, y desde qué lugar-actitud-rol para en ese primer golpe en la mesa de billar, aumentar las probabilidades de que haya entendimiento y posibilidades de abrir alguna ventana de oportunidad.

En toda situación hay una oportunidad oculta…. liderazgo y coronavirus…

Filed Under: Liderazgo, Reflexiones desde la práctica Tagged With: ansiedad, buenas prácticas, coaching donostia, coaching ejecutivo, coaching on line, coronavirus, crisis, emociones, gestion de la crisis, gestion del cambio, humanizar, liderazgo, miedo, oazcoaching, Olaia Agirre, profesionalidad, toma de decisiones, trabajo en equipo, vulnerabilidad

Corresponsabilidad del equipo

27 febrero, 2020 by Olaia Agirre Leave a Comment

Las últimas dos semanas están siendo muy intensas con varias sesiones de equipo, sesiones individuales, reuniones de coordinación de proyectos,… y aunque el sector, tamaño de empresa y el reto concreto del que hablemos sea distinto, en todos los equipos y/o personas constanto que el incremento de nivel de exigencia y responsabilidad que muchas veces está detrás de un rendimiento mayor y/o resultados mejores, necesita para que sea sostenible (es un maratón, no la carrera de los 100m lisos), ir acompañado de apoyo para que el desarrollo personal  (conocimientos+ habilidades + competencias) sea acorde al reto planteado.
.
Todo proceso de cambio implica dejar de hacer algunas cosas para hacer otras, y en muchos casos, otra forma de ser y estar. Los momentos de incertidumbre y vulnerabilidad*(no confundir con debilidad, sino que es la emoción que se siente en esos momentos de incertidumbre…de falta de certezas…muchas veces expresado cono “siento que me falta tierra”) necesitan del apoyo de otras personas para ser superadas, la necesidad de conexión (a veces un simple gesto de un compañero marca una GRAN diferencia) es más importante que nunca.
.
No obstante, vuelvo a constatar mi hipótesis:  cuanto más necesitamos esa ayuda (racionalmente se soluciona con pedirla) menos capacitados estamos para pedirla
.
Aquí es donde precisamente entra la corresponsabilidad del equipo. Las personas del equipo, además de apoyar con el avance de la tarea, deben apoyarse mutuamente para que ese avance sea posible sin que se convierta en un esfuerzo titánico. Estar atentos es cuidarse y cuidarse es coger impulso.
 .
Ahí es cuando se constata como realidad la frase “si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres ir lejos, ve acompañado”.
.
* Si tienes la posibilidad, te recomiendo que veas el documental de Brené Brown en la plataforma Netflix. Aquí el trailer

Filed Under: Reflexiones desde la práctica Tagged With: coaching de equipos, coaching donostia, corresponsabilidad, equipos, gestion del cambio, incertidumbre, pedir ayuda, procesos de cambio, resultados, vulnerabilidad

Transformar el miedo en coraje

11 abril, 2017 by Olaia Agirre Leave a Comment

coraje - miedoHay situaciones que nos ponen a prueba en la vida. Retos a los que tenemos que responder y en las que sentimos que nos la jugamos. A veces por los efectos de ese movimiento en nuestro entorno (negocio, relaciones,… ); otros, los más importantes y difíciles de tomar, en nosotros mismos; cuando no en ambas direcciones.

A veces son situaciones que se nos presentan, otras situaciones que en realidad nosotros hemos provocado,… pero que a la hora de la verdad… no por ello más sencillos de afrontar.

Decisiones que nos toca tomar y que implican una lucha interna, una tormenta entre hacer y no hacer, entre mostrarse y no mostrarse, entre hacer lo de siempre o hacer algo diferente, entre hacer caso a nuestro instinto o dejarnos llevar por lo que nos dicen,… En definitiva, una decisión entre continuar con lo anterior (aunque tenemos  evidencias inequívocas de que eso no funciona…) o dar la oportunidad a algo nuevo… es decir… cambiar.

Decisiones que aunque desde fuera pueden parecen sencillos de tomar, y cuesta entender la resistencia y el conflicto interno que esa decisión supone, son complejos porque nos obliga a posicionarnos ante algo que identificamos muy nuestro, parte de nuestra identidad.

Poner nuestro talento en acción o mantenerlo «inactivo» o en privado; mostrarnos u ocultarnos y protegernos ; «arriesgarnos» a confiar o protegernos en la seguridad de la desconfianza que inequívocamente genera desconfianza; hacernos caso a lo que sentimos e intuimos, o dejarnos llevar por lo que nos dicen;….

El dilema:

Actuar desde nuestra esencia, nuestro potencial, nuestra capacidad, haciéndonos caso a nosotros mismos, incluso arriesgándonos a proponer posibles soluciones diferentes de «lo que siempre se ha hecho aquí»… con el vértigo personal que muchas veces eso supone…

… o hacer caso a nuestros miedos, que nos alertan de los posibles peligros, reales o imaginarios (aquí está el problema… esa imaginación catastrofista…), y mantenernos en la segura incomodidad en la que estamos.

Hacer caso a nuestros miedos (miedo al rechazo, a la pérdida de autonomía, a la pérdida de poder, a la pérdida de seguridad,etc)… o retarlos al confiar en definitiva en nosotros mismos (en nuestra capacidad, en nuestra capacidad de impulsar a otros, en nuestra capacidad de afrontar situaciones complejas y ante los problemas buscar alternativas y soluciones…). Miedo vs coraje. No desde la soberbia, sí desde reconocer la capacidad genuina (aun siendo limitada) que tenemos…y aquello que tenemos para ofrecer(nos).

Pero ese reto a uno mismo es complejo. Y la tormenta está garantizada.  Nos batimos por el triunfo sobre el miedo, sobre el nosotros limitado.

Y ahí está la tentación de buscar justificaciones para ocultarnos… recuerda… es «más seguro»… a corto plazo. Y hemos tejido todo un conjunto de argumentos para justificar esa seguridad, argumentos perfectamente hilados y que apenas permite cuestionamiento.¡Somos unos genios tejiendo argumentos y contraargumentos que nos «convencen» para mantenernos en la posición actual!

Pero esa seguridad tiene un precio… un precio muy alto… un coste personal elevado. Esa máscara de seguridad no es gratuita… cobra cara la minuta (insatisfacción, ansiedad,…)… pero es muy seductora (tranquilidad, no riesgo… cantos de sirena).

Y en esa lucha, en esa tormenta… ante la tentación de meter la cabeza cual avestruz, o ante la tentación de culparnos por no atrevernos, por ponernos en esa situación de vulnerabilidad e incomodidad, o de buscar culpables fuera y lanzarnos en cruzada contra los que a nuestro paso se cruza… (cada uno tiene sus «preferencias»), necesitamos poder mantenernos el tiempo suficiente en esa sensación incómoda de la vulnerabilidad.

si-no-soy-yo-quien

El tiempo suficiente para ver que no sólo hay miedo… que a pesar de que tiende a hacer más ruido que nuestra delicada esencia,… también está, queriendo emerger, parte de lo que somos. Una parte luminosa, una parte que brilla, una parte que nos hace diferente a todos los demás… y que nos reta a ocupar nuestro lugar, a hacer o permitir hacer aquello que nosotros podemos hacer. 

¿Cómo no sucumbir a esa tentación?¿Cómo no caer en la evitación? Yo me he encontrado en esta situación en diferentes momentos, pero además, recientemente he tenido el lujo de compartir este momento con varias personas. Cada uno con su batalla, cada uno con sus miedos… y en ese momento en el que la sensación de vulnerabilidad cae sobre la persona, y se siente TANNNN pequeña, he visto el poder de que nos recuerden también esa otra parte. Una parte nuestra que también está ahí,que es capaz, que tiene mucho que dar y ofrecer, esa parte muy nosotros, muy esencia, muy yo… Y aunque en ese momento sintamos que nos «ha abandonado» y la sentimos lejana… necesitamos el poder de la reconexión con esa parte, y volver a vernos en nuestra totalidad... reconociendo nuestros miedos, pero también, lo que está detrás de ese miedo o limitación.

Porque esos son los momentos en los que hacemos mayor la herida de nuestros miedos, o ayudamos a curarlos. Porque en función de cómo sintamos que nos tratamos (o nos tratan) en ese momento de pequeñez y vulnerabilidad, nos permitirá salir de una forma u otra de la batalla.

La batalla es individual, la libra uno mismo, pero normalmente depende de algo que tiene que ver con yo respecto a otro, respecto al grupo, al mundo… Una sensación de «yo ante el mundo». Por lo que cómo nos tratamos y nos tratan en ese momento marca una GRANNN diferencia. En ese momento, la experiencia puede ser reconfortante si lo que recibimos es comprensión, empatía y compasión, que nos ayuda a mirar esa vulnerabilidad, con toda la delicadeza y sensibilidad que ese momento requiere. Necesitamos que la experiencia nos ayude a transformar el miedo en coraje.

Y recordarnos que sí, que  la vida se encargó de mostrarnos, en carne propia o porque lo hemos visto en otros, que no siempre esa autenticidad es bien aceptada (porque no se entiende, porque la tendencia a la comparación hace que se levanten en otras personas sentimientos más oscuros como la envidia y contraatacan, porque en lugar de valorarlo lo quieren anular,…).

suscripcion-oazQue sí, que no siempre la vida es justa, y que a veces es dura… que el miedo tiene tuvo su razón de ser… pero que cuando nació, tenías un nivel de capacidad, un nivel de madurez,… que has aprendido, eres capaz de percibir los peligros, y en otras circunstancias, con niveles altos de fuerza y energía, eres capaz de sobrellevar muchas circunstancias complicadas…

que sí, que necesitas que te recuerden que en ti existe también una persona fuerte, una persona que quiere y tiene derecho a brillar. Desde su esencia, desde aquello que le hace único y especial.

y que sí, que la decisión está fundamentada, que tiene un sentido para ti, y que por eso merece la pena apostar.

Porque a veces necesitamos, que nos recuerden quienes somos realmente. Que nos traten al nivel real de nuestro potencial. Y recordarnos hasta dónde podemos llegar… para darnos la oportunidad de la experiencia, el regalo de sencillamente, aunque sea por un momento, ser.

actuar al nivel de tu potencial

 

Filed Under: Gestión del cambio Tagged With: brillar, cambio, coraje, miedo, potencial, transformacion, vulnerabilidad

¿Por qué nos cuesta cambiar?

1 noviembre, 2016 by Olaia Agirre 6 Comments

por que nos cuesta cambiar

¿Por qué nos cuesta cambiar? El papel lo soporta todo, los planes pueden estar perfectamente diseñados… pero todos somos conscientes que el cambio supone asumir una parte de incertidumbre, una parte «sorpresas te da la vida» que no pueden ser controladas. No hay carta de garantía, no hay seguros de riesgo, no hay varita mágica,… hay un momento a lo largo del proceso que te enfrentas a la decisión personal de dar un paso adelante… o no.

Es un momento que puede ser más o menos fácil… pero reconozcámoslo, cuesta. Cuesta… porque es doloroso… aunque lo suframos en silencio… aunque sea más o menos doloroso… Porque hay una parte de renuncia, una parte de tener que confiar… ¿en qué?… ¿en lo que está por venir? ¿en mí?… pero con lo vulnerable y pequeña cosa que me siento en esos momentos de duda e incertidumbre… hay una parte de incertidumbre, de no saber, de no control.

Se cuentan muchas historias de cambio, pero solemos pasar del principio al final, sin contar lo que pasa en la mitad. Sin contar las dudas, los subidones (¡gracias a Dios también los hay!) y los bajones (¡a freír espárragos!), la sensación de estar más perdido que un pulpo en un garage, de dudar… de dudar del proceso, de ti, de la decisión que tomaste, de para qué narices estás haciendo todo esto… y sin saber hacia dónde tirar… con ganas de huir, con ganas de meterte debajo de las sábanas y no salir de allí…

Muchas historias, propias y ajenas, muchos momentos que suponen cuestionarte a ti mismo. Porque todavía no conozco, y conozco unas cuantas, ninguna historia que no haya tenido su momentos más puñeteros.

Pero claro, el cambio lo empieza una persona (o equipo) «siendo» una persona determinada, con un relato sobre si mismo concreto, con una identidad determinada aceptada por uno mismo. Esa identidad nos dice de lo que es capaz y de lo que no, lo que acepta y lo que no, lo que cree posible y lo que no,… Un montón de ideas (propias y ajenas que cree haberlas hecho suyas) con las cuales se siente identificado.

como-nos-vemos

Pero en el camino, muchas de esas ideas se ponen a prueba, los límites entre lo que era posible y lo que no, lo que era aceptable y lo que no, lo que era deseable y lo que no, lo que podía esperar del mundo y lo que no, lo que era importante y lo que no… se empiezan a desdibujar. Son puestos a prueba. En mitad de eso tú, la persona, que ya no se siente identificado tan «cómodamente» con el relato sobre si mismo que se había construido, que ya empieza a ver cosas diferentes que hace que sienta que el zapato empieza a apretar…  Y claro, si no soy quien era, ¿quién soy?

y-una-vez-que-la-tormenta-termine-no-recordaras-como-lo-lograste-como-sobreviviste-ni-siquiera-estaras-seguro-si-la-tormenta-ha-terminado-realmente-pero-una-cosa-si-es-segura

En todo cambio hay un momento que implica desprenderse de una forma de hacer y ser, para abrazar otra. Soltar lo conocido para abrazar lo nuevo. Lo nuevo que no puede ser controlado, lo nuevo que no es conocido a priori. Puede ser imaginado, esperado,… pero la realidad es que cuando llega, siempre tiene un elemento sorpresa. Nunca el resultado es tal cual lo imaginamos.

Ese soltar para avanzar hacia lo nuevo, implica encontrarnos cara a cara con nuestra vulnerabilidad. Vulnerabilidad que supone la incertidumbre, la falta de seguridad y control de avanzar hacia el futuro, un futuro donde todos los escenarios posibles coexisten. Un momento donde la seguridad de lo viejo conocido nos llama… incluso aun sabiendo que es una realidad incómoda, que el zapato ya nos aprieta… ¡ay cómo nos reclama con sus cantos de sirena!

Vulnerabilidad, como dice Brené Brown,  no es ganar o perder sino tener el valor de dar la cara y dejarse ver cuando no tenemos el control sobre el resultado.

vencer-sufrimiento

Y enfrentarnos a reconstruir el relato que sobre nosotros mismos nos hacemos. Re-construir una nueva identidad, que por supuesto tiene mucho de la anterior, pero que en el camino habrá soltado partes de ella misma, partes que ya no le sirven, que ya ha superado, para dar lugar a algo nuevo.

Un relato que nos da la posibilidad de construir desde lo que realmente somos, de lo aprendido, de lo que tenemos para ofrecer… porque el mundo está lleno de sufrimiento, pero rebosa de personas que lo han vencido y que, en su lucha, descubrieron algo valioso.

 

 

Filed Under: Desarrollo de personas y equipos, Gestión del cambio, Liderazgo Tagged With: Abraham Maslow, Brené Brown, cambio, haruki murakami, Hellen Keller, identidad, incertidumbre, Marilyn Ferguson, oaz coaching, Olaia Agirre, quien soy, resistencia, resistencia al cambio, vulnerabilidad

El alcance del dolor

24 abril, 2016 by Olaia Agirre Leave a Comment

 By Vassil (Own work) [CC BY 3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by/3.0)], via Wikimedia Commons

By Vassil (Own work) [CC BY 3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by/3.0)], via Wikimedia Commons

Desde fuera es difícil conocer el alcance del dolor de una persona.

Todas las esperanzas y expectativas de un pudo ser que no va a ser…

¿Hasta dónde llega el dolor en la intimidad de una persona?

¿Cómo poder saber lo que alguien está pasando?

¿Lo que más allá de los hechos esa persona está sintiendo?

¿Las emociones que en silencio guarda?

¿Tristeza, culpa, vergüenza, ira, desconsuelo,…?

Emociones que en un mundo en el que «¿Qué tal? Bien, gracias» no hemos aprendido a gestionar… y que nos hace pensar que incluso no debería sentirlo…

¿soy mala persona por sentirlo?

Doble castigo… 


Y a pesar de eso aconsejamos, animamos, juzgamos…. pensando que «ayudamos»…

¿No será que en la incomodidad de no saber cómo gestionarlo, lo que hacemos, nos ayuda más a nosotros que a la persona que tiene dolor?



Sólo al mirar a los ojos queriendo llegar al corazón de esa persona… tal vez sólo así… podamos intuir el alcance…

Porque en sus ojos he visto, en una ráfaga de instante, el reflejo de ese dolor que no quiere asomar…

Y sólo una idea ha venido a mi cabeza… he visto tu dolor, las ilusiones truncadas… y está bien, está bien sentir esa confusión de emociones…

y no, no tengo ninguna solución, pero puedo acompañarte en tu dolor, si quieres.

 

 

Filed Under: Desarrollo de personas y equipos Tagged With: dolor, emociones, vulnerabilidad

  • 1
  • 2
  • Next Page »
  • Correo electrónico
  • Facebook
  • Instagram
  • LinkedIn
  • RSS
  • Twitter

    Nombre (requerido)

    Correo electrónico (requerido)

    Asunto

    Mensaje

    captcha

    Recabamos tu nombre y email con el fin de poder contactar contigo para responder a tu consulta.
    Comprueba nuestra política de privacidad para obtener más información.

    • CONTACTO
    • AVISO LEGAL – POLITICA PRIVACIDAD- LEY COOKIES

    Copyright OAZ Coaching para el cambio © 2022