Seamos sinceros… a todos nos incomoda (en mayor o menor medida) el cambio, porque supone incertidumbre, superar nuestros miedos, cuestionar nuestras ideas y creencias… y enfrentarnos a nuestra vulnerabilidad. No hay manual de instrucciones como en los muebles de Ikea, ni sabemos a ciencia cierta el resultado del mismo. Y el que diga lo contrario… ¡después de visto todo el mundo listo!
Cuando inicias un camino, como es el proceso de cambio, sabes hacia dónde te quieres dirigir y cuál es el escenario que te gustaría encontrar, y abogo por definirlo claramente, pues funciona como faro que nos guía en el camino, aportando motivación para seguir y un rumbo cuando la realidad nos inunda con su niebla (ver Pero, ¿qué quieres realmente?).