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La esencia del trabajo en equipo de alto impacto

7 febrero, 2019 by Olaia Agirre Leave a Comment

Muchas veces me preguntan, pero, ¿cuál es la esencia del trabajo en equipo de alto impacto? Y si bien a lo largo del tiempo he ido modulando esta respuesta, a día de hoy (respuesta en beta, es decir, en permanente evolución;-)), diría que es la activación de  una suma de generosidad inteligente, curiosidad con humildad y ambición sana basada en el inconformismo.

Tres cualidades individuales, que los miembros individualmente deben aflorar (es una decisión personal y no se puede forzar)  pero dependen, y mucho, de las dinámicas y formas de hacer que se desarrollan en los equipos. Dinámicas y formas de trabajo sobre las que sí podemos incidir para que se genere el contexto propicio para que esa decisión personal sea un sí, y por tanto, se activen para realizar un trabajo en equipo orientados a alcanzar algo que individualmente sería difícil lograr. (Nota: no el trabajo en equipo es siempre la mejor opción, si individualmente alguien lo puede hacer, y no aporta valor diferencial la suma de conocimientos y habilidades, sencillamente ¡que lo haga!)

¿Y qué tipo de dinámicas son esas?

  • Dinámicas que permitan dar un lugar a todos los miembros: ¡es una locura desperdiciar o infravalorar el conocimiento, habilidades y competencias que puede aportar un miembro del equipo (Nota: si creemos que no tiene nada que aportar, ¿por qué está en el equipo?)
  • pero que a su vez eviten individualismos egoistas que vacían a las personas y los equipos. Lo más importante pasa a ser lo que entre todos podemos llegar a construir. Eso a lo que de manera individual difícilmente podríamos haber alcanzado.

Pero hoy me voy a centrar en esas tres cualidades que creo indispensables, y por qué:

1. Generosidad inteligente en el dar y el recibir

Me remitiré a lo que Adam Grant explica en su libro «Dar y recibir», y que recoge perfectamente lo que yo he podido constatar desde la experiencia y la observación. Adam Grant nos demuestra a través de las evidencias que arrojan muchas investigaciones, que el «éxito» (en este contexto lo utilizo como la capacidad de desarrollarte personal y profesionalmente)  es una suma de trabajo, talento y oportunidad, pero además, y con un peso casi mayor a los anteriores, de la forma en la que interactuamos con los demás.

Así, nos habla de:

  • las personas receptoras o aquellas cuya mentalidad se basa en ¿qué puedo conseguir PARA MI de esta situación, aunque sea A COSTA TUYO? (¿te suena?)
  • las personas equilibradoras, o aquellas que sin llegar a la actitud de las receptoras, sí que buscan medir o buscar un equilibrio entre LO QUE DOY y LO QUE RECIBO, en un intento de búsqueda de equilibrio
  • las personas donantes, que son aquellas que de manera natural dan lo que tienen… sin preocuparse de si reciben o no de vuelta, creando un efecto empoderador a su alrededor.

Las investigaciones demuestran que si bien en el corto plazo son los receptores los que despuntan (a veces también por esa «rara habilidad» de utilizar lo suyo y lo de los demás para auparse),en el medio y largo plazo los que realmente destacan son los donantes. Y aquí está el punto interesante, no todos los donantes, sino los donantes «inteligentes», y es que (muchas veces por experiencias negativas) han aprendido a identificar a los receptores, y medir sus fuerzas. De manera que también, saben poner límites saludables.

Pero volvamos al equipo, ¿dar qué? Dar o aportar conocimiento, pero también permitir aportar; hacerse entender, pero también tratar de entender la perspectiva o lo que el otro tiene que aportar; estar presente, y permitir presencia;… en definitiva, brillar desde lo que tienes para aportar (conocimientos y fortalezas personales) y permitir brillar al otro desde lo que tiene que aportar…. para a partir de ahí construir algo nuevo que integre diferentes y ricas perspectivas que aporte nuevo valor.

 

2. Curiosidad con humildad para contribuir y aprender

Mentalidad abierta y humildad para pasar de actitud «sabelotodo» a actitud «aprendizaje construido en beta» (o en construcción permanente) y por tanto, abierto a experimentar una mezcla de aprender-desaprender-para-volver-a-aprender. No desde cero, sino utilizando el saber y experiencia anteriores para integrar con análisis crítico lo nuevo: poder hacer nuevas conexiones que complementen, entender cuáles son las áreas que ayudan a impulsar unos saberes con otros, y si en algún punto se confrontan… dar un paso atrás y preguntarse… ¿cómo sé que es verdad lo que yo pienso?¿en qué lo fundamento?… y, ¿en qué se fundamenta esto nuevo que se me presenta?

desarrollo personal y profesional

Porque no hay proceso de construcción sin deconstrucción, pero para ello, hace falta coraje y humildad a partes iguales. Coraje y humildad para cuestionar algunas cosas que damos por buenas (proceso interno), pero además, coraje y humildad para abrirnos a ser permeable a las aportaciones del otro (proceso en relación con el otro, cooperación).

3. Ambición sana basada en el inconformismo

Son personas que quieren mejorar algo, solucionar algo,… y creen que con sus conocimientos y esfuerzo algo pueden hacer al respecto. Un punto de inconformismo, una dosis de ambición sana de querer mejorar (encontrar una solución, aprovechar una oportunidad, sentirse mejor,…), y otra dosis de confianza suficiente en que, con su trabajo y esfuerzo unido al del resto del equipo, algo bueno (lo suficiente como para querer ser parte de ello) se puede conseguir.

Una actitud que les lleva a remangarse y hacer, con voluntad de aportar y contribuir, no de esperar a que la solución venga de fuera…

trabajo en equipo de alto impacto

y para ello:

  • se enfocan en lo que sí depende de ellos,
  • y respecto a lo que no depende de ellos, actúan con intención para influir en una determinada dirección

y así van dando pasos. Y empiezan a construir, en un proceso de reflexión-acción-evaluación-acción que sí permite llegar a construir entre todos, algo nuevo que aporte nuevo valor (objetivo último del equipo).

 

Desarrollar o aflorar estas capacidades latentes depende sobre todo de una decisión personal, una decisión que normalmente tomamos condicionados por lo que nos sugiere el contexto. Un contexto que habla de oportunidades de aprender, desarrollarse, de dar pasos… de potencia. Pero también de inteligencia emocional y confianza para poder probar, experimentar,… también no estar de acuerdo, y debatir… sin que eso suponga amenaza alguna. Dinámicas que permiten atenderlo que quiere emerger y adaptan su modo de funcionar para aprovechar esas oportunidades,…

En definitiva, contextos sobre los que SI PODEMOS INCIDIR para que la persona,de manera individual, DECIDA SI AFLORAR esas capacidades y ponerlas a trabajar.

Sí, otra forma de trabajar con mayor impacto y sostenibilidad para la empresa, el equipo y las personas que lo integran es posible.

metodología para trabajo en equipo

 

 

 

 

Filed Under: Reflexiones desde la práctica Tagged With: desarrollo profesional, equipos de alto rendimiento, equipos de innovacion, generar impacto, metodologia, resultados, sostenibilidad, trabajo en equipo

Aprendizajes del trabajo en equipo

14 junio, 2017 by Olaia Agirre Leave a Comment

equipos que reman todos juntosEl trabajo en equipo efectivo requiere atender cómo avanzamos en la tarea hacia su objetivo (tangible), a la par que atendemos también las dinámicas que se crean entre los miembros del equipo, como equipo, entre personas del equipo, y entre las personas y el objetivo del equipo (intangible). La tentación suele ser centrarnos en la parte tangible, y eludir la parte más intangible (aunque se ve y sobre todo se siente en el ambiente), pero tienen estrecha relación entre ambas, por lo que no atender a uno de los dos niveles tiene efectos en el resultado final del equipo.

Un avance acompasado garantizará que el equipo aprenda a trabajar en cooperación real, consiguiendo llegar donde individualmente no llegarían, razón de ser del equipo.

En ese camino de construcción de un equipo que trabaje como tal para conseguir unos objetivos conjuntos que exceden de la suma de capacidades individuales, hay que incorporar nuevas formas de trabajo que se van traduciendo en pequeños (y/o grandes) cambios en el comportamiento tanto de las personas (individualmente) como del conjunto.

Ese camino, evidentemente, no está exento de piedras, siendo estas una oportunidad que el propio equipo puede y debe utilizar como palanca para avanzar en esa construcción de equipo. Porque no olvidemos, cómo se abordan las situaciones más difíciles es lo que marca la gran diferencia: nos hundimos en el problema, salvamos por los pelos la situación o salimos reforzados por la gestión de «la crisis».

Me gustaría comentar algunas situaciones que en mi camino entre observadora-participante-coordinadora-facilitadora me he encontrado. Tal vez alguno te pueda ayudar a identificar dinámicas parecidas en tu propio equipo.

Fomentar la generosidad inteligente


suscripcion-oaz

Sin generosidad no hay equipo. El equipo te da mucho… pero si tú también estás dispuesto a dar. La actitud que más daño hace a un equipo es la de sentir que hay personas que sólo velan por sus propios intereses/objetivos/fines…. el egoísmo. Por supuesto que el equipo debe aportarnos algo (sino mi nivel de interés será mínimo y mi compromiso también), pero tengo que tener claro que el equipo no es algo que está al servicio de mis necesidades/intereses/objetivos.

Para trabajar en equipo, además de ver lo que el equipo aporta a cada uno de nosotros, hace falta construir la actitud de ¿qué puedo hacer yo por el equipo?

En el fondo, ese acto de altruismo, revierte sobre uno, porque desde esa actitud te conviertes en un componente importante para el equipo. Porque todo aquel que aporta (de una u otra manera), es importante (y el equipo lo reconoce dándole un lugar).

Por el contrario, aquél que sólo busca su beneficio personal, con el tiempo queda al margen del equipo… uno vez, dos veces… pero el equipo siente que ese «agujero negro» no suma, y reacciona. De manera más o menos clara, de manera más o menos consciente,… pero reacciona.

Calidad y metodología


La calidad nunca puede estar fuera de la ecuación. Calidad en el trabajo y calidad en el trato que damos a las personas. La calidad en el trabajo conecta con la sensación de potencia, de «podemos llegar lejos», y la calidad en el trato genera un contexto de seguridad, una sensación de «no todo lo que diga podrá ser utilizado en mi contra», es más, este equipo me puede ayudar a mejorar.

La calidad y esa sensación de potencia del equipo nos permite entrar en el círculo virtuoso del equipo.  Por la misma razón, la falta de calidad es uno de los mayores venenos de los equipos. Además, como es difícil decir a alguien que su trabajo no está a la altura, tendemos a llevar al terreno de lo «personal» los «problemas» derivados de la falta de calidad y las «ausencias» de responsabilidad.

Contar con metodología para la construcción de equipos nos facilita mantener la calidad:

confianza en el equipo

porque sabemos cómo abordar estas situaciones no desde la crítica, sino desde la búsqueda de mejoras,

porque fomenta la responsabilidad individual que va unida a ese «dar un poquito más de lo estrictamente necesario»

porque ayuda a poner foco en lo importante y no desviarnos en discusiones que no nos llevan a ningún sitio

porque se fomenta el pensamiento por parte de cada uno de los miembros de ¿y yo qué puedo hacer para ayudar al equipo en ese objetivo?

porque vinculamos ilusion y buena voluntad  con trabajo, método, constancia,… cabeza y corazón

 

Decisiones… de equipo


NO
No nos interesa buscar culpables, sí asumir responsabilidad hacia adelante, es decir, responsabilizarnos por buscar e implementar soluciones.

Podemos hallar causas, pero no para «echarnos los trastos», sino para tomar decisiones y tratar de no volver a incurrir en ese problema. Actitud resolutiva y con foco en el futuro.

El preguntarnos ¿cómo podemos mejorar esta situación? en lugar de ¿por qué (con tono culpabilidad aunque sin decirlo…) ha pasado esto? se empiezan a tomar decisiones… pero no mis decisiones ni las tuyas, sino las decisiones que necesita el equipo: los que nos ayudan a conseguir los objetivos como equipo.

Mantener este foco proactivo facilita el fomento de la responsabilidad individual. Y cuando cada uno empieza a asumir su responsabilidad, se deja de echar balones fuera. Los problemas se debaten, no para buscar culpables, sino para tomar decisiones. Decisiones para el bien de la #empresa, no para cada uno individualmente.

¿Consecuencia? Ahorro de tiempo «incalculable», sensación de potencia personal y de equipo, y generación de alternativas múltiples. La creatividad y la capacidad de generar opciones de solución distintas requieren de entrenamiento (cuanto más practicas más capacidad de generar ideas distintas), pero sobre todo de un contexto donde no sientes dedos que señalan. Señalan… al que hace, dice, propone…

El cambio empieza por uno mismo


entra la luz

En todo proceso de cambio siempre hay un momento de decisión personal… ¿tiro para adelante o me quedo donde estoy? Un análisis (consciente o inconsciente) de beneficios y costes de la operación. Un momento donde lo racional juega un papel… pero lo emocional se impone haciendo que realmente demos o no ese paso. Illusión-pasión-motivación frente a miedos… luces y sombras… puedo o no puedo… ¿seré capaz o no?… ¿y si no funciona?…

Me muestro o me quedo de espectador, propongo o me callo y acato… o resisto desde- la inacción,….

Un momento en que uno se compromete consigo mismo, con la posibilidad de sacar lo que lleva dentro, de superar los miedos (internos, suyos, reales… para la persona) y dar un paso adelante. De permitir-se ser…. más allá de los debo o debería, más allá de los demás…

No hay cambio posible sin que uno mismo se decida (consigo mismo) a cambiar. El cambio empieza por uno mismo… y no se puede forzar. Puedo facilitar, puedo ayudar, puedo acompañar,… pero el cambio real, DEPENDE DE UNO MISMO.

Y ese paso valiente es el que marca la GRAN diferencia


Muchas más situaciones, muchos más aprendizajes,… un regalo que me ofrece mi trabajo con personas y equipos…  hoy llegamos hasta aquí, espero que hayas identificado alguna situación como conocida. Si quieres compartir aquí tu experiencia, o si no estás de acuerdo,… 😉 será bienvenido.

¡Fascinante la vida de los equipos y el trabajo en equipo!

CONTINUARÁ….

 

Filed Under: Desarrollo de equipos Tagged With: aprendizaje, cambio, coaching de equipos, confianza, equipos, metodologia, resultados, toma de decisiones, trabajo en equipo

Equipos de innovacion = el inicio del cambio cultural

5 marzo, 2015 by Olaia Agirre 1 Comment

¿Cómo lograr que personas con diferentes características de personalidad (con formas de pensar y actuar diferentes) y especialidades (experiencia, conocimiento y funciones organizativas diferentes) puedan trabajar conjuntamente, sumando desde sus diferencias, para lograr soluciones nuevas (innovación)?

¿Cómo lograr que esas diferencias sean fuente de riqueza y no fuente de conflicto y guerras internas, y podamos avanzar en la tarea? 

¿Cómo dar un lugar a todos y cada uno de sus miembros, para que puedan aportar desde sus capacidades, y en la medida (en contenido y en tiempos) que el equipo necesita para ir avanzando en la construcción de nuevo conocimiento, es decir, un producto nuevo, un nuevo proceso, un escenario nuevo,…?

¿Avanzar hacia algo nuevo, no definido a priori, que debe emerger de la suma de las capacidades de cada uno?

¿Cómo lograr que se avance en el proyecto a la par que la misma forma de trabajar contribuya al enriquecimiento de las personas que contribuyen al proyecto, generando experiencias transformadoras? 

¿Cómo crear experiencias de trabajo que contribuyan al cambio de cultura organizacional?

 

Image courtesy of Vichaya Kiatying-Angsulee
at FreeDigitalPhotos.net

 

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Filed Under: Desarrollo de equipos, Desarrollo organizativo: estrategia y su implementación, Gestión del cambio Tagged With: Albert Einstein, cambio cultural, coaching de equipos, entrenamiento, equipos innovacion, liderazgo transformacional, metodologia, Peter Drucker, Sabino Ayestaran, valor de la diferencia, xavier ferras

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