OAZ Coaching para el cambio | Liderazgo y equipos

Ayudo a personas y equipos a parar, reflexionar y tomar decisiones en entornos complejos para avanzar hacia el futuro deseado | Liderazgo, equipos y transformación cultural de pymes | Donostia, Gipuzkoa, País Vasco y Navarra

menu

  • HOME
  • SERVICIOS
    • SOLUCIONES
      • DESARROLLO LIDERAZGO Y EQUIPOS
      • ESPACIOS DE CONFIANZA, PARTICIPACIÓN Y CORRESPONSABILIDAD
      • ALCANZAR OBJETIVOS ESTRATÉGICOS
    • PROCESOS
      • Personas que crecen: Coaching ejecutivo y profesional
      • Equipos que suman: Coaching de equipos
      • Consultoría y coaching empresarial
      • Formación para profesionales
    • CLIENTES
  • OAZ
    • OAZ: Olaia Agirre Zabaleku
    • LIBROS
    • ENTREVISTAS
  • BLOG OAZ
  • HABLAMOS?

¿Por qué nos cuesta cambiar?

1 noviembre, 2016 by Olaia Agirre 6 Comments

por que nos cuesta cambiar

¿Por qué nos cuesta cambiar? El papel lo soporta todo, los planes pueden estar perfectamente diseñados… pero todos somos conscientes que el cambio supone asumir una parte de incertidumbre, una parte «sorpresas te da la vida» que no pueden ser controladas. No hay carta de garantía, no hay seguros de riesgo, no hay varita mágica,… hay un momento a lo largo del proceso que te enfrentas a la decisión personal de dar un paso adelante… o no.

Es un momento que puede ser más o menos fácil… pero reconozcámoslo, cuesta. Cuesta… porque es doloroso… aunque lo suframos en silencio… aunque sea más o menos doloroso… Porque hay una parte de renuncia, una parte de tener que confiar… ¿en qué?… ¿en lo que está por venir? ¿en mí?… pero con lo vulnerable y pequeña cosa que me siento en esos momentos de duda e incertidumbre… hay una parte de incertidumbre, de no saber, de no control.

Se cuentan muchas historias de cambio, pero solemos pasar del principio al final, sin contar lo que pasa en la mitad. Sin contar las dudas, los subidones (¡gracias a Dios también los hay!) y los bajones (¡a freír espárragos!), la sensación de estar más perdido que un pulpo en un garage, de dudar… de dudar del proceso, de ti, de la decisión que tomaste, de para qué narices estás haciendo todo esto… y sin saber hacia dónde tirar… con ganas de huir, con ganas de meterte debajo de las sábanas y no salir de allí…

Muchas historias, propias y ajenas, muchos momentos que suponen cuestionarte a ti mismo. Porque todavía no conozco, y conozco unas cuantas, ninguna historia que no haya tenido su momentos más puñeteros.

Pero claro, el cambio lo empieza una persona (o equipo) «siendo» una persona determinada, con un relato sobre si mismo concreto, con una identidad determinada aceptada por uno mismo. Esa identidad nos dice de lo que es capaz y de lo que no, lo que acepta y lo que no, lo que cree posible y lo que no,… Un montón de ideas (propias y ajenas que cree haberlas hecho suyas) con las cuales se siente identificado.

como-nos-vemos

Pero en el camino, muchas de esas ideas se ponen a prueba, los límites entre lo que era posible y lo que no, lo que era aceptable y lo que no, lo que era deseable y lo que no, lo que podía esperar del mundo y lo que no, lo que era importante y lo que no… se empiezan a desdibujar. Son puestos a prueba. En mitad de eso tú, la persona, que ya no se siente identificado tan «cómodamente» con el relato sobre si mismo que se había construido, que ya empieza a ver cosas diferentes que hace que sienta que el zapato empieza a apretar…  Y claro, si no soy quien era, ¿quién soy?

y-una-vez-que-la-tormenta-termine-no-recordaras-como-lo-lograste-como-sobreviviste-ni-siquiera-estaras-seguro-si-la-tormenta-ha-terminado-realmente-pero-una-cosa-si-es-segura

En todo cambio hay un momento que implica desprenderse de una forma de hacer y ser, para abrazar otra. Soltar lo conocido para abrazar lo nuevo. Lo nuevo que no puede ser controlado, lo nuevo que no es conocido a priori. Puede ser imaginado, esperado,… pero la realidad es que cuando llega, siempre tiene un elemento sorpresa. Nunca el resultado es tal cual lo imaginamos.

Ese soltar para avanzar hacia lo nuevo, implica encontrarnos cara a cara con nuestra vulnerabilidad. Vulnerabilidad que supone la incertidumbre, la falta de seguridad y control de avanzar hacia el futuro, un futuro donde todos los escenarios posibles coexisten. Un momento donde la seguridad de lo viejo conocido nos llama… incluso aun sabiendo que es una realidad incómoda, que el zapato ya nos aprieta… ¡ay cómo nos reclama con sus cantos de sirena!

Vulnerabilidad, como dice Brené Brown,  no es ganar o perder sino tener el valor de dar la cara y dejarse ver cuando no tenemos el control sobre el resultado.

vencer-sufrimiento

Y enfrentarnos a reconstruir el relato que sobre nosotros mismos nos hacemos. Re-construir una nueva identidad, que por supuesto tiene mucho de la anterior, pero que en el camino habrá soltado partes de ella misma, partes que ya no le sirven, que ya ha superado, para dar lugar a algo nuevo.

Un relato que nos da la posibilidad de construir desde lo que realmente somos, de lo aprendido, de lo que tenemos para ofrecer… porque el mundo está lleno de sufrimiento, pero rebosa de personas que lo han vencido y que, en su lucha, descubrieron algo valioso.

 

 

Filed Under: Desarrollo de personas y equipos, Gestión del cambio, Liderazgo Tagged With: Abraham Maslow, Brené Brown, cambio, haruki murakami, Hellen Keller, identidad, incertidumbre, Marilyn Ferguson, oaz coaching, Olaia Agirre, quien soy, resistencia, resistencia al cambio, vulnerabilidad

¿Quién dice que no puedes?

2 octubre, 2013 by Olaia Agirre Leave a Comment

Los niños no tienen conciencia de lo que pueden y no pueden hacer. Descubren algo y tratan de cogerlo, hacerlo,… a su manera, probando sin plantearse si pueden o no pueden. Simplemente lo hacen,… o al menos lo intentan. Cuando no lo logran, si el reto era lo suficientemente atractivo, no hay nada que se ponga en su camino y lo intentan una y otra vez hasta lograrlo… o hasta que algún adulto realmente le impida lograr su objetivo.

 A medida que vamos creciendo, a nuestro alrededor nos van mostrando, con dichos o con hechos, aquello de lo que somos o no capaces de hacer, aquello que nuestro entorno (padres, madres, familia, amigos, sociedad, compañeros, jefes,…) atendiendo a la idea que ellos tienen de nosotros, y de cómo deberíamos ser: su ideal de nuestro yo.

 Su versión de nuestro yo ideal, poco a poco, se va convirtiendo, en nuestra mente y en nuestro sentir, en el yo debería ser. Cuando damos por válido ese yo debería, porque al final nos lo creemos, se genera un sentimiento de traición a nosotros mismos y una distorsión manifiesta entre lo que realmente somos y lo que deberíamos ser. Convirtiéndose ese yo debería ser en nuestra jaula dorada.

De esta forma, no soy lo suficientemente brillante, sociable, delgada, inteligente, ágil, activa, … y cada vez la jaula dorada es más y más asfixiante. Y es que el ideal, por definición, es inalcanzable. Un objeto de deseo que nos sirve para andar, caminar,… e ir aprendiendo, mejorando, disfrutando en el camino.

Cuando ese ideal, como objeto de deseo y fuente de pasión es mío propio, que surge de mi ser y de mi esencia, me sirve como altavoz y fuente de motivación, como revulsivo para «mover montañas» y «andar por el desierto».

¿Qué ocurre en cambio cuando persigo el ideal de otros, pero no el mío? Que la sensación de ahogo es cada vez mayor, pues cuando más avanzo hacia ese objetivo, más me alejo de mi verdadero ser y sentir. Cada vez mi yo real está más escondido y sepultado bajo las máscaras (a semejanza de mi yo debería ser) que he ido creando. Ya no recuerdo que yo no soy ese debería ser, pero la manifestación de que algo no va bien es el sentimiento de malestar que tengo.

En ese caso, el recordar quiénes somos y qué es lo que nos mueve a nosotros, aquello que nos hace levantarnos de la cama por las mañanas, nuestros principios y valores, es un primer paso firme y liberador. El tomar conciencia de quiénes somos, de nuestros valores como motores de vida, nuestros sueños y anhelos es un soplo de aire fresco. Un conectar con uno mismo que nos permite respirar, y ganar terreno, aún dentro de nuestra jaula de oro.

 Un siguiente paso, es tomar conciencia de qué significado damos a las cosas, tanto nosotros como los que nos recuerdan que «no podemos» o «no debemos» hacer tal o cual cosa.

 ¿Qué te viene a la cabeza cuando piensas en una silla de ruedas? Yo lo asocio, desde el desconocimiento, a estar atado, inmóvil, incapacitado, privado de libertad, lástima,… Yo asocio a que una persona en silla de ruedas no puede hacer muchas cosas.

Te voy a pedir que dediques 10 minutos de tu tiempo a ver este video de TED….

¿Me entiendes ahora lo que quiero decir?  Para ella, la silla de ruedas supuso la libertad, la posibilidad de poder moverse, frente a la alternativa de la inmovilidad. ¡Y decidió experimentar esa libertad de movimiento y explorar sus límites!!

¿Quién dice que no puedes hacerlo? Son todos aquellos que te dicen lo que puedes hacer o no, o mejor dicho, sus propias limitaciones y significado de las cosas los que opinan sobre tus posibilidades reales. Sin conocer en su totalidad (por mucho que te conozcan) tus capacidades, motivaciones, sensaciones, impulsos,… en una palabra, tu ser. Sólo tú debes decidir quién quieres ser o no, y a partir de ahí decidir si es una imagen bonita con la que soñar cada noche antes de acostarte, o empiezas a tomar las riendas de tu vida, con responsabilidad, y empiezas a dar pasos a actuar en base a aquello que realmente puedes llegar a ser.

 Una vez más, la decisión final es tuya. Puedes pensar que Sue Austin es especial, que no tiene nada que ver contigo… o puedes decidir tomar acción y empezar a ser tú mismo y explorar tus límites. ¡Tal vez te lleves una grata sorpresa!!

Para terminar, dos citas para reflexionar:

Ser tú mismo

en un mundo que intenta constantemente 

convertirte en otra cosa

 es el mayor de los logros

 Ralph Waldo Emerson

 

No dejéis que el ruido de las opiniones de los demás

ahogue vuestra propia voz interior.

Tened el coraje de seguir a vuestro corazón y a vuestra intención.

De algún modo ellos ya saben lo que vosotros realmente queréis ser.

Tu tiempo es limitado, no lo desperdicies

viviendo el sueño de otra persona

Steve Jobs

CONTACTAR OAZ COACHING PARA EL CAMBIO
AHORA,  ¡DEPENDE DE TI!!

desarrollo organizativo y de personas

Filed Under: Desarrollo de personas y equipos, Desarrollo organizativo: estrategia y su implementación, Liderazgo Tagged With: aceptacion, autoconocimiento, identidad, limites, Ralph Waldo Emerson, Steve Jobs, Sue Austin, valores, yo deberia, yo ideal

Recuerda quién eres

13 mayo, 2013 by Olaia Agirre Leave a Comment

El contexto en el que nos encontramos, ha hecho que la incertidumbre nos abrace tanto a las personas como a las organizaciones, poniendo patas arriba mucha de las cosas que dábamos por sentadas y ciertas. Nos movemos, llevados por las circunstancias, la vorágine del día a día,.. incluso el azar (?) a veces para tener la sensación de que nos movemos y tener la sensación de que hacemos todo lo que está en nuestras manos. Hacemos buena la frase de los hermanos Marx, «al perder los objetivos, redoblamos los esfuerzos».

 

 

A veces, levantar un poco la mirada, y dedicarnos a pensar sobre nosotros mismos, sobre quiénes somos como personas, profesionales, cuál es nuestro negocio,… y a dónde queremos llegar siendo fiel a nosotros mismos, puede ser el mejor «movimiento» o inversión que podemos realizar.Co n la mirada alta, abriendo perspectiva, y viendo la foto en su totalidad. Con esta mirada sistémica, puedo identificar quién soy realmente, y dirigir el foco hacia un objetivo elegido por mi y no por el azar.

Cuando identifico claramente quién soy,  y pretendo ser fiel a mi mismo, resulta que  ya no todo vale, tengo un criterio para aceptar o rechazar las opciones que se me presentan. Resulta que tengo un criterio para decidir más allá de lo urgente (que muchas veces depende de si el que me lo pide grita a mayor o menor volumen…). Empiezo a coger el timón de mi barco y dirigirlo al puerto al que deseo llegar. Algunas opciones se rechazarán, otras se delegarán, otras se aplazarán… y resulta que aquellas opciones que estaban ahí, debajo de todas aquellas que revoloteaban llamando nuestra atención y acotándonos la visión, florecen con la llave a ventanas y puertas que muestran luz sobre nuestro camino.

Conocer quién soy me lleva a saber cuál es mi propósito, mi razón de ser, y encontrar mis fortalezas, mis puntos fuertes, aquello que me da la oportunidad de ofrecer algo único y personal, y que es fuente de mi ventaja.

Si mi identidad y mis fortalezas, identificadas y de la mano, se dirigen hacia un objetivo, que a su vez es coherente y alineado con ellos, tengo la fuerza y la motivación suficiente para convertirlo en palanca de cambio y enderezar el rumbo de mi barco hacia ese objetivo.

¿No te parece un punto de partida más esperanzador? ¿A qué esperas a coger el timón?

 

CONTACTAR OAZ COACHING PARA EL CAMBIO
AHORA,  ¡DEPENDE DE TI!!

desarrollo organizativo y de personas

Filed Under: Coaching ejecutivo y de equipos, Desarrollo de personas y equipos Tagged With: autoliderazgo, coaching, identidad, quien soy

¿En qué eres realmente bueno?

5 marzo, 2013 by Olaia Agirre Leave a Comment

¿Serías capaz de responder, sin ruborizarte ni justificarte, a la pregunta: en qué eres bueno? ¿Qué se te da realmente bien?

Últimamente he realizado este ejercicio en diferentes entornos, y en el momento en que hago esta pregunta, un silencio se apodera de la sala. Es una pregunta a la que nos cuesta poner respuesta sin sentirnos incómodos.

Una sala en la que tal vez otros no nos conocen y no están ni si quiera en disposición de cuestionar si aquello que voy a decir es o no cierto. O incluso una sala en la que estamos sólo dos personas. Constato que el origen de la incomodidad no es tanto el público como nosotros mismos… [Read more…]

Filed Under: Coaching ejecutivo y de equipos, Desarrollo de personas y equipos Tagged With: autoestima, identidad, talento

Que todo cambie, sin que lo esencial cambie

26 febrero, 2013 by Olaia Agirre Leave a Comment

En el post anterior reflexionaba sobre el cambio y el momento en el que nos enfrentamos a la decisión de adentrarnos o no en lo desconocido, fuera de nuestra zona de confort. Ese momento en el que nos encontramos cara a cara con nuestra vulnerabilidad. Es un momento crítico en el que hago de tripas corazón , y valorando el potencial beneficio que supone para mi me adentro a explorar nuevas posibilidades, desconocidas para mi, fuera de los roles en los que me manejo y donde sé qué puedo esperar… O por el contrario, doy un paso atrás y decido seguir donde estoy.

Hoy siento la necesidad de seguir ahondando en el cambio, tal vez motivado por mi momento vital y el impacto que la Participación Genuina de Eugenio Molini, aderezada con otras lecturas (Stephen Covey, entre otros) y vivencias están teniendo sobre mi.

El cambio es un proceso más o menos doloroso, en tanto en cuanto implica dejar una situación ya conocida (cómoda?) para nosotros, y adentrarnos en una nueva realidad. Frente a esa nueva fuerza de cambio, surgen las resistencias. Incluso en aquel entorno con mayor espíritu aventurero, más rompedor, más innovador, siempre hay alguna vocecita más o menos gritona, que alerta frente al cambio.

Esta voz, esta resistencia, es el reflejo de otra fuerza subyacente: la fuerza de la continuidad. Aquella que trata de preservar la identidad de la persona, del grupo,… Del sistema. Esta voz habla de aquello que tal vez sea bueno mantener, conquistas, logros que hemos ido consiguiendo… de nuestra identidad. También nos habla de los miedos… ¿Y que subyace en ese miedo? Pues precisamente el no querer perder algo de lo que tenemos ahora. No queremos la situación X porque implica dejar de hacer/tener/sentir esto otro que tengo ahora.

Dar cabida a esta voz, y valorarla en su justa medida, nos puede dar la estabilidad necesaria para el cambio. Porque cuando todo cambia, cuando parece que nos lanzamos al vacío, necesitamos saber que hay algo invariable a lo que agarrarnos. Nuestro salvavidas. Y la clave de la capacidad para cambiar es una idea constante de lo que uno es, de lo que persigue y de lo que valora.

Cuando identifico quién soy, qué valoro, y por tanto, qué es lo que no estoy dispuesto a renunciar, tengo un ancla en mi vida al que asirme y no sentir que la tormenta puede arrastrarme. Todo cambia, sin que lo esencial cambie.

Cuando identifico que es lo que no concuerda con aquello que he identificado como mi ancla, estoy preparado para el cambio. Puedo vivir de mi imaginación y no de mi memoria. Puedo relacionarme con mi potencial ilimitado en lugar de hacerlo con mi pasado limitador. Puedo convertirme en mi propio creador.

Filed Under: Gestión del cambio Tagged With: cambio, identidad, participacion genuina, valores

  • 1
  • 2
  • Next Page »
  • Correo electrónico
  • Facebook
  • Instagram
  • LinkedIn
  • RSS
  • Twitter

    Nombre (requerido)

    Correo electrónico (requerido)

    Asunto

    Mensaje

    captcha

    Recabamos tu nombre y email con el fin de poder contactar contigo para responder a tu consulta.
    Comprueba nuestra política de privacidad para obtener más información.

    • CONTACTO
    • AVISO LEGAL – POLITICA PRIVACIDAD- LEY COOKIES

    Copyright OAZ Coaching para el cambio © 2022