Hay momentos en los que te sientes reconectado contigo misma y te sientes de alguna manera, parte de algo mayor. Momentos de fluidez que te conectan con la energía creativa y con tu propio potencial.
Momentos… porque son destellos de lucidez que te llegan como impactos más o menos intensos…
Hay quien busca esos momentos a través de la meditación, hay quien lo hace a través de alguna actividad que le hace sentir ese estado de bienestar, y hay quien lo hace buscando el contacto con la naturaleza… Cada maestrillo tiene su librillo… y todos son igualmente válidos.
Yo hoy simplemente me he permitido regalarme un momento de felicidad, uno de esos #pequeñosgrandesmomentos, que sin haber sido del todo premeditado (ha surgido más como un impulso), me ha permitido un momento de conexión a través del contacto con la belleza, la armonía y el equilibrio.
Y es que aprovechando que me he despertado con lo primeros rayos del día («las calles casi no estaban todavía puestas»), mi familia dormía plácidamente y un rayo de sol me ha guiñado el ojo, he aprovechado para escaparme hacia la playa de Ondarrreta, y disfrutar del espectáculo que la naturaleza nos regala cada día… Un festival de imágenes, sonidos de pájaros y olas, olor a mar, y destellos de luz que animaban a RESPIRAR. Respirar, abrirse, y dejar salir los suspiros que vamos acumulando…
Y es que el contacto con la belleza en nuestro entorno, ese equilibrio perfecto, delicado y al mismo tiempo rotundo que he podido apreciar, me ha ido llevando poco a poco a un estado de conexión con un lugar de mi interior. ¿Te acuerdas de esa sensación que te embarga? ¿La última vez que estabas disfrutando de la fluidez del momento? ¿Escuchaste lo que decía de ti?
Un lugar que está en equilibrio, un lugar que te habla de quién eres realmente, no de aquello con lo que te identificas… sino con tu auténtica esencia, que habla más de posibilidades, capacidades, de oportunidades… un lugar donde reside mi propio potencial.
Potencial como energía impulsora, creativa y posibilitante. Potencial, porque se puede desarrollar… o quedarse en ese estado.
Y es que todos tenemos en nuestra memoria más profunda, en nuestro interior, un recuerdo de lo que es la plenitud, y una conexión con este estado. Un estado que seguramente más que conocerlo, lo intuimos, por su sutileza, por su esencia fugaz, cual vuelo de mariposa que nos acaricia pero que no podemos agarrar y retenerlo, pues cuanto más lo intentamos, más se aleja.
Un estado que simplemente se disfruta cuando nos abandonamos a esa sensación, sin intentar entenderla, sin intentar analizarla,… simplemente viviéndola en ese mismo momento, en ese mismo instante que nos regala.
Momentos en los que nos sentimos conectados con la energía de la propia existencia, momentos fluidez o flow como lo llama Mihaly Csikszentmihalyi, que cuando los sentimos, nos sentimos conectados con nuestro auténtico potencial.
Un potencial que se muestra normalmente en forma de sensación, de intuición en nuestro interior… pero que en momentos puntuales se muestra con una rotundidad tal, que nos habla de su autenticidad.
Un potencial que es real, un potencial que está ahí en forma de semilla que puede dar sus frutos. Un potencial que es tan real, como real es la pequeñez que en algunos momentos sentimos. Y es que en lo que te concentras te conviertes. Y como decía Henry Ford, tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en los cierto.
Es un potencial que está en nosotros,
un potencial que en momentos en los que nuestro nivel energético es alto, en los que estamos lo suficientemente receptivos para escucharlo, se muestra a nosotros.
Un potencial que es real, un posible, un futurible. Un potencial que a veces juega al escondite, y es que cuando las nubes, en forma de miedos, inseguridades, dudas… se interponen ante ese sol que es nuestro potencial, a veces, incluso parece no estar, no existir,… pero ahí está.
Y es que cuando estamos en plena tormenta,
¿no sacamos acaso fuerzas y recursos que ni nos imaginábamos poder tener?
Y siendo tan real ese potencial, y tan escasos los momentos en los que lo sentimos con las alas extendidas, cultivar esos momentos debería ser para nosotros tan importante como el comer, el beber o el dormir. Y cultivarlos, y aprovechar esos momentos para anclarlos, aterrizarlos, tangibilizarlos de alguna manera… y ese estado, una vez cargados de energía y fuerza impulsora – creativa, reflexionar, y tal vez incluso escribir (las ideas se nos escapan…) sobre lo que sientes, la claridad con la que ves las cosas, … porque normalmente, las cosas por si mismas son sencillas… y en ese momento precisamente es con esa sencillez con lo que conectas, … pero cuando perdemos ese momento conexión, nos empeñamos en complicarlas… ¡y liar la manta!!
Espero haberte contagiado un poco y te animes a encontrar esos momentos potencial…. para aprovechar esa energía creativa-impulsora de manera constructiva.
¿Quieres compartir con nosotros cómo consigues tu esos momentos, y qué es lo que reconoces en ti en esos momentos?

AHORA, ¡DEPENDE DE TI!!