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¿Por qué no me entiende?

9 septiembre, 2020 by Olaia Agirre Leave a Comment

Angels Barceló conversaba ayer con un colaborador (perdón, desconozco su nombre) sobre la importancia de esta noticia que saltaba a los medios hace una semana: «Agujeros negros: Los científicos captan una enorme onda gravitacional que no debería existir«.

comunicacion

Mantenían una animada conversación, pero de todo lo que sobre la misma podría comentar, hoy me gustaría centrarme en un detalle: cuán diferentes somos las personas y cuán diferente nuestra forma de comunicarnos. Evidentemente, como grandes comunicadores que son los dos, la diferencia que allí quedó constatada no hizo más que abrir nuevos campos y miradas a este tema, además de regalarnos un tiempo más que ameno (en mi caso el viaje de Donosti a Bilbao) a los oyentes. Pero…me temo… que esto no siempre ocurre así.  ¡Cómo nos cuesta entendernos!!!

Os pongo en situación. El colaborador, al hablar sobre lo que implicaba esta noticia, trasmitía una clara emoción por el impacto y las posibilidades que esto abría. Parece ser que era la demostración empírica de algunas teorías (las de Einstein entre otros), además de aportar nuevos datos para seguir desarrollando e investigando las mismas (no me tengas en cuenta si no es exacto lo que pongo, porque más allá de que me quede embobada escuchando cuando hablan de estos temas, mi nivel de conocimiento y rigor en el tema es nulo).

Pero más importante que lo que contaba, era cómo lo contaba. La emoción traspasaba y a través de las ondas llegaba limpio y claro a mi piel. Pura emoción. Sin entender apenas la superficie de lo que seguramente estaba contando, me imaginaba su cabeza llena de ideas, conexiones que en ese momento se estaban produciendo,… y viajaba con él a la velocidad de la luz en ese inmenso universo. Quedaban claro dos cosas: el tema le apasionaba, y su capacidad de moverse en un mundo abstracto lleno de ventanas al infinito. Estaba como pez en el agua, totalmente conectado.

No era yo la única a la que cautivaba su explicación, ya que se notaba que Angels también estaba cual hipnotizada intentando beber de esta pasión y vislumbrar aunque sea una pequeña parte de la belleza de las imágenes y posibilidades que él en su cabeza dejaba adivinar.. y en ese momento, le pregunta» Me parece apasionante, pero yo que soy muy práctica, y sin quitarle ninguna importancia… cuando oigo estas cosas suelo pensar… ¿y esto para qué sirve?»  Con el desconcierto inicial de su interlocutor (¿te suena? pero ¡si está clarísimo!!!), que supo responder a las mil maravillas, siguió un animado intercambio de ideas.

Y ¿qué me llama la atención de este episodio? La maravillosa diversidad que existe entre las personas, de su forma de pensar y acercarse a la realidad, y como expresión visible de todo esto, las diferentes formas que tenemos de comunicarnos. En este caso, había interés por lo que el otro contaba, había escucha activa y voluntad de entender lo que el otro decía, voluntad de preguntar lo que me falta o sobra de este tema, y de explorar conjuntamente lo que esta oportunidad puede ofrecer. En definitiva, una magistral demostración de cómo podemos entendernos incluso por encima de nuestras diferencias, y no a pesar de ellas.

Pero esta conversación me llevó a pensar en todas esas situaciones en las que el resultado no es tan satisfactorio. Todas esas situaciones donde se intuye que en el fondo hay más coincidencias y afinidades que lo que en las formas (y sus malosentendidos derivados) aparenta. Con el importante coste personal, profesional y empresarial que esto conlleva. (No somos conscientes del impacto que tiene, pero si se pudiera traducir en € ¡alucinaríamos!!!)

Las habilidades de comunicación no es sólo ser capaz de expresar nuestras ideas con claridad (¡qué importante!!!), es también ser capaz de tener una mente flexible para escuchar y acercarse a la forma de pensar-sentir-actuar de la otra persona para realmente, mediante escucha y flexibilidad, poder entender al otro. Es también poder regular mi forma de acercarme al otro a través de la adaptación de mi comunicación. Es hacer el ejercicio de tratar de complementar, de ver lagunas, de ver duplicidades, y de ampliar miradas entre nosotros.

En definitiva, las habilidades de comunicación y su desarrollo, son las expresión visible de una amplia gama de competencias que nos ayuda a crear puentes hacia las personas y hacia las posibilidades que la interacción produce. No está nada mal, ¿no te parece?

comunicacion y trabajo en equipo

 

Te dejo esta infografía sobre comunicación que tal vez te puede ser de interés, pinchando en la imagen puedes acceder a ella y descargártela.

 

Filed Under: Reflexiones desde la práctica Tagged With: coaching, coaching de equipos, coaching ejecutivo, coaching empresarial, coaching on line, comunicacion, conflictos, diversidad, entenderse, escucha activa, habilidades comunicacion, mejorar relacion con mi jefe, mejorar relacion entre mi equipo, no me entienden

Heridas de guerra

5 julio, 2015 by Olaia Agirre Leave a Comment

heridas y vulnerabilidad

Las cicatrices de nuestro cuerpo muestran las diferentes experiencias que hemos vivido…

las marcas en la rodilla son consecuencias de las maratonianas jornadas de verano en aquellos parques de tierra y arena (las rodillas rojas de mercromina que lucíamos en verano, ¡todo un clásico!),

 la cicatriz en la ceja las travesuras de una niña de 2 años que no se resistió al embrujo y diversión que una montaña de suaves mantas en el suelo prometían… sin darse cuenta que el canto de la cama estaba peligrosamente cerca,…

«Heridas de guerra» como decimos mi hijo y yo, tratando de normalizar y quitar hierro, cada vez que viene con alguna marca fruto de los juegos, travesuras o, simplemente, haber disfrutado. Heridas de «guerra» o marcas de las experiencias vividas, que nos marcan más o menos, y que nos acompañan a lo largo de nuestra vida…

Pero además de las marcas que se observan en nuestro cuerpo, hay otras marcas,  más discretas, invisibles a simple vista al ojo humano, pero que nos marcan, y normalmente mucho más, que las físicas. Heridas que las llevamos en el corazón y el alma.

Esas heridas que nos hemos provocado o nos han provocado; heridas de situaciones complicadas que no hemos sabido resolver de manera positiva; esas heridas que nos marcan; esas heridas que hacen que interpretemos nuestra realidad con un determinado prisma o manera de entender tanto la vida como todo lo que nos ocurre.

Heridas no sanadas que subyacen en nuestro comportamiento, en nuestra interpretación de la realidad, en lo que pensamos, en lo que sentimos e incluso en cómo vivimos las situaciones. Heridas que tiñen «el color del cristal con el que miramos».

autoestima

Así, un mismo gesto, para unos es insignificante, a otros nos pone de vuelta y media. Y no se trata del gesto en sí, sino del significado o carga con el que dotamos a ese gesto en función de nuestra experiencia, de nuestras necesidades… de nuestras «heridas de guerra».

Y es que un comentario dicho sin mayor intención, en un momento determinado, puede ser la chispa que arde Troya, y, ¿no os ha pasado nunca que cuando avanza la discusión, incluso olvidamos el «gran motivo» que tanto nos incendió … y surge eso de «es que en el fondo no se trata de…»? En realidad se trata de la necesidad de que me reconozcas, que me tengas en consideración, de sentirme segura, de sentir que tengo un lugar, de sentir mi valía, que … que de alguna manera esa heridita es reconocida, cuidada… y tal vez, un poquito más sanada…

¿Te resuena? Y es que sí, todos, absolutamente todos (y ni es consuelo de muchos ni consuelo de tontos, sino una constatación de algo que condiciona las relaciones con nosotros mismos y con los demás), en mayor o menor medida, tenemos nuestras heriditas… (una colección de hecho… con mayor o menor profundidad) y sino… ¡que eche la primera piedra quien se sienta libre de ella!!!

Y ¿qué impacto tiene en nosotros esas heridas? Pues que, como he mencionado antes, hacen que veamos nuestro mundo con un determinado «color», con un tinte que subjetiviza lo que llega a nosotros. Porque, consciente o inconscientemente, tratamos de cubrir las necesidades no cubiertas que tenemos. De manera positiva o negativa… pero a cubrirla necesariamente.

Pero lo mismo que hago yo, hacen el resto de las personas. Por lo que, lo que interactúan no son dos personas en un mismo contexto, sino dos personas que tienen contextos subjetivos, y por tanto, distintos pero que ¡parten del supuesto que son uno mismo!!!

Pero es que además, lo que mostramos es la punta del iceberg, muy alejado de la raíz, del origen… ¡y es que nadie va mostrando sus necesidades! «Hola, soy Juan y lo que busco es sentirme aceptado y reconocido». Como mucho, vemos las acciones que realizamos para llevar a cabo la estrategia para cubrir esas necesidades. Y la verdad, no somos ni tan claros ni tan lineales, ni nuestras estrategias son en muchos casos positivas…

Con lo que… el pastel está servido… y es que sí, en este contexto, las relaciones interpersonales tienen su complejidad. Porque:

 cuando hablamos de algo partimos de dos interpretaciones que pueden llegar a ser totalmente diferentes

 porque el significado que damos a las palabras, a los gestos, a las emociones,… son diferentes

 porque tendemos a concentrarnos en nosotros mismos (yo, mi, me), y adolecemos de espíritu curioso respecto al otro (¿empatía?)

 porque cada una de las partes va a tratar de cubrir de alguna manera sus necesidades, relacionadas con esas heridas que llevamos

 porque la relación entre lo que hacemos y la intención con la que hacemos, no siempre se ven tan claras (y parto de que no se hace con maldad ni espíritu retorcido, simplemente muchas veces ni nosotros somos conscientes de la relación)

  porque en lugar de hablar desde lo que somos, con nuestras fortalezas y nuestra vulnerabilidad, hablamos y actuamos desde la coraza que hemos ido construyendo para proteger, cual tirita, esa herida… pero ¡ay, todavía duele!

¿La buena noticia?

Que con niveles de autoconocimiento adecuados, podemos conocer mejor nuestras heridas y cómo sanarlas, ver en qué tipo de comportamientos caemos y buscar alternativas más eficaces y saludables

Que podemos llegar a entender que otros también tienen sus heridas, y tal vez comprender que… desde ese contexto, está actuando lo mejor que en ese preciso momento está siendo capaz. ¿Y si fuéramos capaces de tender puentes para crear contextos en  los que se puedan generar otro tipo de dinámicas y comportamientos?

Entender el tipo de dinámicas que se generan, y encontrar una puerta para que, en lugar de seguir cultivando relaciones de competitividad (mis necesidades o las tuyas), encontrar otras maneras de trascender y tal vez, llegar a mantener relaciones más sanas y satisfactorias

¿No suena mal no?


AHORA,  ¡DEPENDE DE TI!!

 

Image courtesy of Stuart Miles at FreeDigitalPhotos.net

Filed Under: Coaching ejecutivo y de equipos, Desarrollo de personas y equipos, Liderazgo Tagged With: diversidad, heridas, relaciones interpersonales, significados compartidos, subjetividad, valor de la diferencia, vulnerabilidad

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