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Beneficios del coaching: lo que hay detrás del objetivo

27 septiembre, 2017 by Olaia Agirre Leave a Comment

Muchas veces me preguntan cuáles son los beneficios del coaching,

¿qué es lo que podré conseguir si inicio un proceso de coaching individual?

Evidentemente, como primer beneficio, está el alcanzar el objetivo marcado en sí mismo. El proceso se inicia con la fijación de un objetivo significante, retador pero alcanzable. Y el proceso buscará alcanzar ese objetivo, ese logro, ese fin. El objetivo es importante, y cuando se alcanza, ¡es momento de celebrarlo y dar reconocimiento!

Pero tan importante como el fin en sí, es el camino, y de lo que él deriva. El camino, poderoso (y ambicioso) maestro que nos presenta múltiples retos y oportunidades. Retos que hablan de tarea, de proceso,… ¡pero sobre todo de nosotros!… sobre todo hablan de quién somos… y de lo que podemos llegar a ser. 

Porque en el camino  aprendemos sobre la tarea y el proceso, llegando a tener un nivel de conocimiento y experiencia (habilidad) mayores. Pero sobre todo, en el camino, aprendemos sobre nosotros.

Sobre nuestra capacidad de aprender a generar nuevas respuestas.

Sobre nuestra capacidad de afrontar nuestras limitaciones y miedos, no rehuyéndolas, sino dándoles la dimensión oportuna, permitiéndoles hacer su trabajo (sí, hasta los miedos tienen su función), pero sin que nos secuestren y nos paralicen

Y sobre, nuestra capacidad de superación, dejando mostrar lo que tenemos para ofrecer (con lo que cuesta creérselo)

Y sí, el logro es importante, pero sobre todo el demostrarnos a nosotros mismos, que somos el tipo de persona capaz de hacerlo posible.

Esa es la transformación,y el gran cambio, que logramos a través del camino que recorremos, y que de la mano del coaching (no es la única forma, sí la que yo utilizo para este proceso), nos permite:

tener la posibilidad de cuestionarnos lo que damos por cierto en nosotros, y de lo que sucede a nuestro alrededor

atrevernos a mirarnos con otros ojos, más amables (no críticos, no permisivos, sí justos y compasivos),

a  reconocernos en nuestra pequeñez (humildad) y en nuestra grandeza (valor),

a detectar nuestras fortalezas, ponerlas a trabajar, y desarrollar esas habilidades que nos hacen falta

con la capacidad de generar realidades a través de enfocarnos en lo que sí está a nuestro alcance…

manteniéndose abierto a las oportunidades (que nosotros promovemos con nuestras acciones y nuestra actitud), que a veces se  muestran discreta y tímidamente (para ver si estamos atentos), otras se nos presentan de frente (para medir nuestro nivel de coraje y valentía)

aprendiendo a escuchar nuestro diálogo interior (esos angelitos y esos diablitos que nos visitan con sus mensajes), y en cierta manera, aprender a regularla

pero manteniendo la humildad de sabernos aprendices de la vida… orgullosos de lo aprendido, pero sabiendo que el futuro siempre es distinto al pasado,y por tanto, necesitamos seguir aprendiendo.

Porque sí,

puedo adquirir la capacidad de aprendizaje

puedo adquirir la visión estratégica

puedo adquirir capacidad crítica

puedo aprender a priorizar y organizarme en base a esas prioridades

puedo aprender a detectar mis fortalezas, y ponerlas a trabajar

puedo  aprender a construir relaciones constructivas

puedo responsabilizarme de mis actos (y omisiones) y sus consecuencias

puedo adquirir compromiso conmigo, con las personas, con la tarea y el proceso que tengo entre manos

y sí,puedo llegar a ser la persona que pone los medios para llegar a alcanzar esos objetivos ambiciosos, pero realistas.

 

Porque sí, nos ponemos objetivos, pero sobre todo hacemos un camino de transformación donde nos retamos a nosotros mismos, porque es a nosotros mismos a quienes nos queremos superar.

Filed Under: Coaching ejecutivo y de equipos Tagged With: aprendizaje, coaching, coaching donostia, coaching ejecutivo, coaching san sebastian, crecimiento personal, diálogo interior, objetivos, reto, superacion

¿Y por qué no? la mentalidad que nos ayuda a alcanzar objetivos

14 septiembre, 2017 by Olaia Agirre Leave a Comment

Todo comienza con una idea retadora,… una idea (a veces clara, otras veces nebulosa o intuición de la que voy tirando del hilo) en forma de anhelo, en forma de  ¿y si….? que pasa por un primer filtro en la mente de la persona…

Y POR QUE NO

Un filtro que se ha creado con una red de creencias, juicios sobre mi misma y sobre el mundo que me rodea, miedos, potencia, experiencias pasadas que hablan de mi capacidad pero también de mis meteduras de patas y de la interpretación que yo doy a todas esas circunstancias… una telaraña de la que raramente soy consciente pero que me envuelve y que hace que mire la realidad con unas determinadas gafas, con un sesgo nada objetivo.

Y esas gafas con las que veo la realidad, hacen que en un momento dado, una nueva idea, un reto, un objetivo… me ponga las pilas o me haga rechazarlo.

Y me digo… ¿y por qué no? Como respuesta a  retarme a mi misma, a sacar lo mejor de mi,… ¿y por qué no? es la que hace que me lance a la piscina, y trabaje en crear el contexto que facilite que esa idea germine y crezca.

Frente al ¡qué va!… que supone ir con el freno de mano puesto, poner palos en la rueda de la idea, abortando ya de entrada toda posibilidad de fruto. Y es que una mentalidad de ¡qué va! es la que dice con gusto aquello de… «ya te dije yo que no iba a funcionar…» profecías autocumplidas le llaman…

Pero, ¿realmente es tan importante esa mentalidad de ¿ y por qué no?

 Yo todas las personas que conozco y que de una u otra manera han ido consiguiendo sus logros (lo que ellos consideran logros, etapas que les permiten seguir avanzando… independientemente que ante los ojos de los demás sean logros o no), responden a ese perfil de ¿y por qué no?.

Y es que, antes o después, bien sea cuando empezaron a caminar hacia ese objetivo:

bien porque la travesía del desierto que supone cuando estás en construcción pero todavía no ves frutos,

bien porque antes o después hacen acto de aparición los problemas y reveses… en forma de hechos o en forma de tormentas en la cabeza que hacen que te cuestiones lo que estás haciendo, que quién te crees tú que eres para osar pensar que puedes conseguirlo, etc etc…

han tenido que echarle narices, apostar por ellos mismos, tirar de pasión, voluntad y arrojo… y seguir adelante.

Porque aunque nos encantan las películas de Disney, los finales felices,  y pensar que las cosas surgen por una alineación de los astros que permiten la cuadratura del círculo y que yo consigo aquello que me proponía (y suponía un verdadero reto para mí) sin apenas mover un dedo o sin enfrentarme a dificultades (más o menos importantes)… lo siento pero es como la lotería… una entre un millón.

¿Qué hay detrás de esa mentalidad de ¿y por qué no?

Un ¿y por qué no? entendida como la activación de la voluntad y mis recursos para hacer lo posible para que eso que quiero ¡se haga realidad!

Angela Lee Duckworth le ha llamado Grit, que no es otra cosa que pasión y perseverancia aplicadas a las metas a largo plazo.

Integro sus conclusiones y lo que yo he podido observar, aplicar y aprender, bien por mi misma, gracias a las personas y los equipos a los que acompaño. Yo lo resumo de esta manera…

Pensar en grande, actuar en pequeñito

Cuando hablo de pensar en grande, no es tanto por la magnitud material del objetivo (que también por supuesto puede ser), sino por la magnitud de lo que supone para esa persona, equipo u organización. Responde a una idea de lo que con ese futuro escenario significa ser, estar y hacer (muchas veces contribuir). Una idea que hace que la emoción se sienta en el cuerpo y la piel. Algo ¡que realmente les importa!

Pero no se quedan en el sueño o meta… sino que a su vez, son consciente que Roma no se construyó en un día… y dividen esa meta, en objetivos o etapas asequibles.

Objetivos menores (teniendo en cuenta que tenemos recursos escasos ), que tienen un sentido en sí mismos, pero que además, van construyendo los pilares sobre los que se irá sustentando la posibilidad de hacer realidad ese objetivo mayor o meta.

suscripcion-oazDecidir ser el protagonista de su historia

Decidir es hacer, no es decir que lo voy a hacer.

Por tanto, comienzan por decidir a dónde quieren llegar, crean estrategias (retadoras pero realistas) que les lleven a alcanzarlo… y ¡a caminar!

 Enfocándose en lo que SÍ PUEDEN HACER,

aunque sea muy poquito…

centrando ahí sus recursos y energía…

no echando balones fuera (¿y eso también lo tengo que hacer yo? Si puedes, hazlo) …

y es así, al cabo de un tiempo, como se empiezan a ver los resultados.

Y no… la perfección no existe… no necesitas darle una vuelta más, esperar el momento perfecto… empieza… producto mínimo viable… lo suficientemente bueno para arrancar.

Mentalidad de crecimiento

Frente a la mentalidad fija que cree que el talento lo tienes o no, y lo traes o no de serie, hay quien piensa que si bien partimos de una condición de base, todo es mejorable.

Esa mentalidad de crecimiento es la que observo en esas personas. Una mentalidad donde el aprendizaje continuo y la práctica de las habilidades que han desarrollado a través de la puesta en acción de sus talentos o capacidades innatas, son el motor para avanzar en ese proceso de superación que supone ese camino de consecución de sus objetivos.

Pero esta mentalidad de crecimiento, frente a la mentalidad fija, tiene una derivada muy interesante, y es cómo afronto el error.

Con una mentalidad fija las consecuencias de equivocarme son garrafales. Las posibilidades de mejora son muy limitadas, por lo que todo tiene que ser perfecto, porque ¿y si fallando demuestro (y sobre todo me demuestro a mi mismo) que no soy tan bueno como yo pensaba? El riesgo es enorme. Un error me define ¡A MI! Mejor me quedo donde estoy….

En cambio, si adopto una mentalidad de crecimiento y pienso que todo es un proceso de aprendizaje y mejora, que todo es mejorable en esta vida (incluido yo mismo), … entiendo que para aprender a no fallar, primero tengo que fallar. Es parte del proceso, y aunque no les gusta fallar,  cuando no aciertan, analizan, aprenden de lo que no ha funcionado, y crean alternativas para esas circunstancias. Y sobre todo, un hecho (sea éxito o fracaso), no consideran que les define. Es el proceso, el esfuerzo, los aprendizajes y el sentido de su desarrollo el que los define. Es un comportamiento que con negativas consecuencias. Se corrige y adelante.

Diálogo interior

Muchas veces,  las mayores batallas se libran en la cabeza. Porque, las dudas (inevitables) que surgen, son el caldo de cultivo perfecto para que entren en escena los elementos de la tormenta perfecta: miedos disfrazados, prejuicios y creencias de lo que es y no posible, de lo que YO puedo o no puedo hacer, cómo creo que «funciona el mundo», los autosabotajes,…

Saber identificarlos, de reconocer su jugada, no engañarnos con la moto que nos vendemos a nosotros mismos en forma de «te estoy salvando o avisando de todos estos males», y de mantenerlos a raya, redimensionándolos (reaccionamos igual ante peligros reales que ante los imaginarios), es lo que les permite seguir adelante o quedarse paralizados.

Caen y se «machacan» como los demás… pero tienen la fortaleza mental de darle la vuelta y concebir el reto como oportunidad más que como amenaza.

Persistencia a la adversidad

Y claro que tienen sus altos y sus bajos… pero lo importante no es el no caer (¡cuidado con el exceso de resilencia y no permitirse bajar la guardia!), sino la capacidad cual Ave Fénix de resurgir de sus cenizas. La capacidad de, tras permitirse «llorar» por el dolor de la caída, lo miran de frente, sin  autoengaños, asumen lo que han hecho y no, aprenden de lo que ha pasado, y respirando fuerte… siguen avanzando.

Porque tanto el miedo a no alcanzarlo (miedo al fracaso), como el miedo a alcanzarlo (miedo al éxito) nos hace muchas veces autosabotearnos… pero ahí es cuando ese ¿y por qué no? Puedo dar un poco más de mi… voy a demostrármelo… donde puede marcar la diferencia.

Y es lo que te ayuda a dar los pasos que finalmente te ayudan a alcanzar tus objetivos.

Y tú cómo vas con el … ¿y por qué no?

Si necesitas un empujón, te puedo ayudar. Cuéntame sin ningún compromiso en qué momento estás y te contaré en qué te puedo ayudar.

 

Filed Under: Coaching ejecutivo y de equipos Tagged With: coaching, coaching gipuzkoa, diálogo interior, fijar objetivos, grit, mentalidad crecimiento, objetivos, perseverancia, persistencia ante la adversidad, soñar

Tú a lo tuyo: ¡que no te despisten!!

25 junio, 2014 by Olaia Agirre 3 Comments

tu voz interior

¿Alguna vez te ha pasado que estás poniendo todo tu esfuerzo en sacar algo adelante, y de repente, una persona «bienintencionada», por tu bien, te ha percatado de lo que te puede pasar? 

¿Te suena?

Personas más o menos cercanas, que parece que están esperando «el mejor momento», para como quien no quiere la cosa, recordarte «cómo son las cosas»:

que mejor lo malo conocido… (Ay, ¡cómo odio esa frase!!!),

que las cosas siempre se han hecho de tal o cual cosa,

te ofrecen desinteresadamente (y sin habérselo pedido, claro) «su baño de realidad»,…

y vienen a decirte que mejor… quieto… no vaya a ser que…

como les llama mi amiga María, los «pincha-globos»… léase los que tratan de quitarte cualquier ilusión cuando ven que te estás viniendo arriba…

Además, estas personas parece que tienen un radar, un sexto sentido, una capacidad especial para detectar el momento en el que «has bajado la guardia», o ese día no te encontrabas con la moral tan alta… Huelen ese resquicio de duda que asoma entre tus pensamientos, cual diablillo en el hombro… ¡Y lo aprovechan!!!

Te dicen que por supuesto vales un montón, que adelante…. pero que lo pienses bien… Y aprovechando que te han pillado con el paso cambiado… ¡ZAS!!! Con lo que te ponen patas arriba, dudando de cuál es el norte, de lo que estás haciendo, de tus capacidades… ¡Y de hasta si me llamo Olaia!!!!!!

Pero es importante saber que «la realidad», como lo llaman ellos, es más una interpretación que hacemos cada uno de nosotros. Se dice que la vida es un 10% lo que te pasa (hechos objetivos), y un 90% lo que haces con lo que te pasa (la interpretación que haces de los hechos objetivos que te pasan).

Así, lo que ellos dicen que es real, es la interpretación que hacen desde su situación, es decir, teniendo en cuenta sus capacidades, su nivel de motivación, sus miedos, su fuerza… porque precisamente todo eso es lo que condiciona la interpretación que haces de una situación, y en definitiva, si algo, PARA TI, es posible o no.

Para mi correr la Behobia supondría un esfuerzo tremendo, porque no tengo ni la forma física ni la motivación necesaria para hacerlo, y si me preguntas y te veo con dudas, te puedo decir que total, que para qué hacerlo….»Que correr pa ná es tontería…». Otra persona en cambio, que ha corrido la Behobia-San Sebastián, que además le gusta esa sensación de autosuperación, que conoce el subidón que se siente cuando ves cómo te animan tantas y tantas personas que se acercan a ver y animar a los corredores… te dirá que ánimo, que adelante. Que te dejes de perezas… ¡Y a correr!

¿Qué es más real? Es un ejemplo simple, pero extrapólalo a cualquier otra situación… esa que de vez en cuando surge entre tus sueños, esa que oyes cuando te permites escuchar tu voz interior,  y que lo vas dejando…. por tus miedos¡por ser realista! No quiero decir que lo dejes todo y te embarques en la aventura, simplemente que valores las diferentes realidades, no desde las limitaciones del otro, sino desde tus capacidades y motivaciones propias personales. 

¿Realmente crees que tus «sueños»-proyectos- anhelos – ideas son menos «realistas» que las ideas de esa persona? ¿No será que las oportunidades que tú eres capaz de vislumbrar son mayores que los que ven ellos? Y, por favor, no me llames ilusa… simplemente he sido capaz de oir algo que resuena en mi…

Suele darnos miedo convertirnos en lo que vislumbramos
en nuestros mejores momentos.
Abraham Maslow

Ante esta idea, tienes dos opciones: dejarlo aparcado… (y tal vez lamentarme de lo que podría haber pasado… cada cierto tiempo), o sabiendo que la vida no es una ciencia cierta, escuchar tu voz interior, apostar por ti, aprovechando la fuerza que la ilusión que esa idea genera en ti. Has decidido hacer tu camino…

Y de vez en cuando, cuando el diablillo aparece a tu vera, de manera simbólica, o no tanto…. 😉 tienes que recordarte… TODAS LAS VECES QUE HAGA FALTA…

 

Porque, como decía Ralph Waldo Emerson, «Ser tú mismo en un mundo que intenta constantemente convertirte en otra cosa es el mayor de los logros».

Un logro que requiere de valor, constancia, y fuerzas. Un camino con altibajos pero con el mejor de los premios: ser fiel a ti mismo. ¿Que a veces las fuerzas te fallan? Cuéntamelo, pues yo estoy para apoyarte y ponerle altavoz a esa vocecilla que a veces es casi imperceptible, y aplacar los miedos…. y en definitiva, tratarte como decía Goethe, no como la persona que eres, para que sigas siendo como eres, sino como la persona que puedes y debes ser, impulsándote y  apoyándote para que realmente llegues a ser esa persona.

 

 

Filed Under: Coaching ejecutivo y de equipos, Gestión del cambio Tagged With: actitud, actitud positiva, autoconocimiento, coaching, diálogo interior, el que sigue la consigue, intuicion, liderazgo, perseverancia, proposito, resultados, ser fiel a ti mismo, talento, toma de decisiones, tu a lo tuyo

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