El valor de saber que hay alguien que sé que me va a entender, a veces apoyar, otras veces decirme cuidado, proponerme algo, lanzarme una idea que igual me ayude,… ¿Qué valor tiene eso?
Yo entiendo que formo un equipo con las personas a las que acompaño y eso pasa por estar disponible. Podría parecer que es muy demandante, pero no. Las personas con las que trabajo son muy respetuosas, trabajamos además la autonomía y no dependencia, por lo que hacen uso «del comodín de la llamada» en ocasiones puntuales, cuando realmente lo necesitan.
De hecho, un comentario que me hacen muchas veces es… «sé que podía llamarte o escribirte, pero sólo saber que estabas ahí y pensar en lo que me dirías me ha sido suficiente» 😉

Esta semana, y el cansancio que siempre asoma en estas fechas y el impacto que tiene en las personas y los equipos es parte de la explicación, he sido plenamente consciente del gran valor que esto aporta.
Han sido muchos los que en un momento dado me han escrito por mail pero sobre todo por whatsapp (es principalmente el medio que usamos para esto), contándome algo concreto que ha pasado y les hacía plantearse pequeños cambios de planes, un mensaje que iban a mandar a alguien y a ver qué me parecía el mensaje, un importante informe que debían presentar y pedirme feedback en algún apartado, «último consejo» ante los nervios de una reunión importante,…
Mensajes (o hilos de mensaje) breves pero en el momento oportuno, que sé que ayudan, un pequeño empujón que ayuda a seguir haciendo kilómetros,… pero sobre todo, esa sensación de red de seguridad, el saber que no estamos solos.
Y no necesariamente porque nos van a decir lo que queremos oír… es más, precisamente porque sabemos que si es necesario, me van a dar una alerta, y recordarme que tal vez, así no. 😉
¿Dónde sientes tú, y cómo ofreces tú a los miembros de tu equipo, esa red de seguridad y apoyo?