OAZ Coaching para el cambio | Olaia Agirre

Coaching, consultoria y formacion | personas, equipos, empresas

menu

  • HOME
  • SERVICIOS
    • SOLUCIONES
      • DESARROLLO LIDERAZGO Y EQUIPOS
      • ESPACIOS DE CONFIANZA, PARTICIPACIÓN Y CORRESPONSABILIDAD
      • ALCANZAR OBJETIVOS ESTRATÉGICOS
    • PROCESOS
      • Personas que crecen: Coaching ejecutivo y profesional
      • Equipos que suman: Coaching de equipos
      • Consultoría y coaching empresarial
      • Formación para profesionales
    • CLIENTES
  • OAZ
    • OAZ: Olaia Agirre Zabaleku
    • LIBROS
    • ENTREVISTAS
  • BLOG OAZ
  • HABLAMOS?

Avanzar

12 marzo, 2021 by Olaia Agirre Leave a Comment

Solemos imaginar (seamos sinceros) el avanzar en el proceso de cambio y desarrollo como algo lineal. ¿Cómo llegar de A a B? Y nos imaginamos una línea recta. ¿No es acaso el camino más corto?

Y nada más lejos de la realidad. Porque cuando lo llevamos a la práctica, descubrimos que había muchas más variables a tener en cuenta. Porque la realidad es compleja (y nuestra cabeza, por eso de economizar o buscar la seguridad de lo conocido, tiende a ignorar o rellenar con lo conocido, con información de experiencias pasadas los huecos)… ¡tantas cosas están pasando en cada instante que impactan directa o indirectamente unas a otras y nos pilla en la mitad!

Y aun avanzando, a veces parece que volvemos al punto de partida, ¿pero todo esto para llegar aquí?

Pero no, nunca es el mismo lugar. Nunca las circunstancias se repiten de la misma manera ni los actores estamos en el mismo lugar ni somos los mismos.

Llevamos a nuestras espaldas la experiencia y el aprendizaje de lo vivido, y ahora, la oportunidad de utilizarlo para seguir avanzando.

Y aun avanzando, a veces parece que volvemos al punto de partida, ¿pero todo esto para llegar aquí? Pero no, nunca es el mismo lugar.

Avanzar en el proceso de cambio y desarrollo. OAZ Coaching para el cambio

Porque pensamos que los cambios y el desarrollo van de algo grande que hacemos y provoca la transformación, cuando en realidad va de muchas pequeñas acciones (y alguna más grande) alineadas y que en conjunto, provocan la gran ola.

Y sí, es verdad que a veces aquello que supuso un gran esfuerzo, aparentemente no tiene un retorno de la inversión proporcional. ¿Seguro? Y en cambio, otros movimientos que le siguen, parecen mucho más efectivos, ¡eso sí que ha merecido la pena!

Pero no hubiera podido ser de esa manera sin la experiencia previa, sin el paso previo.

Y es importante recordar y reconocer el valor de ese primer movimiento, que es la que provoca la primera sacudida, la que atrae las ilusiones de lo posible, pero que también reta a lo establecido, a la inercia…. y ésta también suele hacer acto de presencia.

Y esa sacudida, esos mover y/o aflojar algunos cimientos, es también importante. Porque de las rigideces poco nuevo puede salir. Y el futuro, no se crea en base a las acciones que funcionaron en el pasado. Por eso, no necesariamente lo que nos trajo hasta aquí será lo que nos lleve al futuro. Y eso, también es un aprendizaje.

Así que no, nunca es el mismo lugar. Sigamos avanzando… un paso detrás del otro, porque así es como lograremos avanzar en el proceso de cambio y desarrollo… y sí, llegar a ese futuro deseado.

Foto: @lizandmollie

HABLAMOS?

Filed Under: Desarrollo de personas y equipos, Gestión del cambio, Reflexiones desde la práctica Tagged With: avanzar, avanzar en el proceso de cambio y desarrollo, cambio, implementacion, oaz coaching para el cambio, Olaia Agirre, transformacion

Hora de actuar

19 octubre, 2020 by Olaia Agirre Leave a Comment

En tiempos revueltos, para cuando unos piensan si se puede hacer o no… otros ya lo están haciendo. El impacto derivado de la pandemia «va por barrios», y es evidente que hay sectores que se han visto favorecidos mientras otros muchos se han visto mermados.

Pero aviso a navegantes… porque tanto en los primeros como en los segundos, hay quien está aprovechando el oleaje para reforzar su posición, para ganar en competitividad (creciendo por encima de la tasa de crecimiento de su mercado – sea la media positiva o negativa) y otros que, tal vez sin ser del todo conscientes, pensando que la tormenta afecta a todos por igual… están viendo mermada su cuota, perdiendo competitividad.

Los trenes siguen pasando…. aunque tal vez han cambiado sus horarios, su frecuencia…. incluso sus paradas… pero siguen pasando. Todavía no se ve, pero en no mucho tiempo, se verá un cambio en el tablero de juego de muchos sectores…

Si esta tormenta algo ha dejado en evidencia es la solidez de los pilares donde se sustentaban empresas, proyectos, equipos y las propias capacidades profesionales. Se ve claramente la solidez o los pies de barro de muchos proyectos, líderes y equipos. No sólo porque el músculo que habíamos desarrollado nos permita capear mejor o peor el temporal o sus adversos efectos , sino porque ahora mismo, los proyectos y equipos sólidos están teniendo la capacidad de utilizar, no exento de dificultades, el conocimiento acumulado para afrontar los intensos retos que se nos presentan.

¿A qué me refiero con la capacidad de utilizar el conocimiento acumulado para afrontar los intensos retos que se nos presentan.? Pues a que no pase esto…

Porque aparentemente todos están haciendo muchas cosas… pero la gran diferencia radica en la capacidad de poner encima de la mesa los problemas (de clientes, internos, técnicos, no técnicos, de mercado, del equipo, de las personas,… es decir, aquello que nos está impidiendo avanzar) y aprovechar las oportunidades que encierran, y a partir de ahí poner foco para solucionar o aprovecharlos, cuidar a las personas para no dispersar la fuerza, de parar si hace falta para reenfocar (es decir, hacer algo diferente para seguir haciendo lo que toca), de utilizar las capacidades que tenemos, sumándolas, de dar pasos cortos pero certeros… y uno detrás de otro…

Es el momento de actuar, es el momento de reflexionar mientras se está haciendo (con método, con eficacia), es el momento de aprender y mejorar con valentía y agilidad (sosteniendo la emoción y estando atento a las dinámicas que se dan entre las personas y las personas y la tarea).

Es el momento de los EQUIPOS (con mayúsculas)

Es el momento de trabajar poniendo el talento individual al servicio de una respuesta conjunta que pueda ser una respuesta válida en el nuevo contexto. Es el momento de los EQUIPOS (con mayúsculas), entendiendo el equipo como aquél que es capaz de llevarnos a donde individualmente no podríamos llegar.

  • No hay tiempo para individualismos aunque en entornos amenazantes la tentación del «sálvese quien pueda» por ejemplo, guardándose información importante (interna o externa) por miedo a cómo se va a interpretar o «si será utilizado en mi contra» culpabilizando al mensajero en lugar de afrontar lo que el mensaje lleva por detrás, es una triste realidad.
  • No hay tiempo para seguir con agendas saturadas donde todo se ha convertido en importante y para ayer, sin invertir (con un excelente retorno de la inversión) tiempo para parar y priorizar… porque cuando todo es importante, cuando todo es urgente, NADA es ni importante ni urgente. Ni la parálisis por análisis ni «el pollo sin cabeza».
  • No hay tiempo de reuniones infinitas, pero tampoco es el tiempo de ir por libre o no coordinar esfuerzos y tareas. Reuniones de valor, pocas pero de calidad.
  • No hay nada más peligroso que la ausencia de pensamiento crítico, necesitamos apoyo real… pero no palmeros. ¿Te has encontrado en reuniones donde parece que todo va bien cuando todos sabemos que muchas cosas no funcionan, y que las verdaderas conversaciones, esas que buscan arreglar las cosas, son entre bambalinas, «cuasiclandestinas»? Pues de esos barros estos lodos…
  • No hay tiempo para echar balones fuera, ni de escurrir el bulto… no hay tiempo para cumplir mi parte y no ofrecer apoyo real a otros miembros del equipo, a otro departamento,… todos vamos en el mismo barco.

No hay tiempo… porque la factura de todo eso es cara… y ahora, MÁS QUE NUNCA.

Es el momento del LIDERAZGO (con mayúsculas)

Es el momento del LIDERAZGO (también con mayúsculas) que es capaz de generar el contexto adecuado, para que a pesar del vértigo que a veces da el no control, lo no conocido,… seguir avanzando.

Es el momento de sostener con una mano y apoyar con la otra para impulsar a las personas, los equipos y los proyectos. Es el momento de saber más que nunca dónde aportamos valor, VALOR DE VERDAD… haciendo lo que nos toca hacer, y sobre todo, favoreciendo que hagan…. es decir… ayudando a enfocar, sacando las conversaciones importantes… aquellas a las que no sabemos «cómo hincar el diente» y abordándolas, poniendo los medios técnicos y no técnicos al servicio de las personas y de la tarea, apoyando en la toma de decisiones si hiciera falta, escuchando qué está pasando, dejando hacer pero estando y dejando notar que estás muy presente, …

Para lo cual es el momento de encontrar nuestro propio centro de equilibrio, donde apoyarnos (en mi y en el entorno) para sacar nuestro mayor valor y ponerlo al servicio del proyecto, de los equipos… de las personas.

Es el momento de poner la carne en el asador… Sí, es el momento no de quedarse en las palabras, en las ideas… es el momento de decir a través de lo que se hace, es el momento de ponerse en acción…

Competitividad: hora de actuar

No es el momento de esperar a estar preparados para arrancar… ¿y cuándo será el momento perfecto?¿Acaso lo hay? Mira a tu alrededor…

Hoy y ahora es el momento de actuar. Un primer paso, una decisión… ¿Cuál es el papel que quieres tener en esta historia?¿Qué recursos sí tienes para para empezar el camino?¿Cuáles más necesitas?

Filed Under: Gestión del cambio, Reflexiones desde la práctica Tagged With: cambio, competencia, competitividad, empresa, equipos, equipos autogestionados, equipos de alto rendimiento, lider, liderazgo, oaz coaching, Olaia Agirre, retos empresariales, rivalidad, trabajoenequipo

Procesos de cambio…reales

26 mayo, 2019 by Olaia Agirre Leave a Comment

coaching empresarial

«Si al final del proceso alguien me dice que todo ha salido todo tal cual planificó en un inicio, directamente pienso que miente o no ha hecho nada». Esta frase, expresada por una gran profesional curtida en proyectos de innovación y cambio en entornos empresariales, refleja para mi claramente lo que hay detrás de muchos procesos de cambio. Me explico…

La realidad «siempre» supera a la ficción, y en entornos cambiantes (¿hay alguno que no lo sea?), planificación e implementación deben ir de la mano. Sencillamente porque el papel lo soporta todo, y tendemos a encariñarnos con algunas ideas y subestimar otras…Pero la realidad habla de que hay siempre «sorpresas en el camino», porque cada paso genera otros efectos (no siempre obvios, no siempre controlables… en el mejor de los casos parcialmente previsibles),  que además se unen a otras situaciones que otros cambios del entorno, ajeno al que nosotros provocamos, también producen, lo cual provoca que el proceso sea algo vivo, y como tal debe ser gestionado. Requiere mucha  reflexión (atención) y acción (con intención) para sostener, soltar, impulsar,… es decir, lo que en el aquí y ahora requiera la situación para seguir avanzando.

No existe el riesgo cero. Podemos tener un objetivo y diseñar procesos que nos dirijan a ese objetivo, pero esa fantasía de poder eliminar todo riesgo e incertidumbre posible, y dar pasos con un aval o carta de garantía…  y  si algo no sale como pensaba que iba a pasar, ¡indemnización por daños y perjuicios!… pues eso… es una fantasía.

Ahora bien, lo que sí está en tus manos y puedes controlar, depende de ti. Ocuparse de lo que sí depende de ti, medir riesgos, saber dónde pueden estar y estar atento a los indicios que aparecen en el camino, es sencillamente, responsabilidad.

No vale «decir lo que hay que hacer», y esperar un cambio... el control estrecho y la microgestión no garantiza un cambio real. Aquí veo las caras de fastidio de muchos directivos y responsables de equipo, que conviven entre «es su trabajo», «ya le he dicho lo que tiene que hacer» y ¿cómo mostrar el futuro deseado y favorecer el entorno para que actúen desde la responsabilidad compartida?

Todo cambio implica una decisión interna y consciente (decisión personal, interna, no delegable ni susceptible a ser forzado ), que se reflejará en nuestra forma de comportarnos (externamente).Por ello toca bucear en un mar de motivaciones y aspiraciones (misión y visión), necesidades más o menos cubiertas (insatisfacción por la situación o el coste de oportunidad de no aprovechar la situación, momento,…) y posibilidades reales que las personas y los equipos tienen tanto a nivel interno como dentro del entorno en el que se encuentren (área de control, influencia o fuera de control e influencia).

Un iceberg en el que hay que bucear tanto individual como colectivamente. En esta línea, pocas cosas son más potentes y movilizadoras como generar conversaciones cara a cara entre las personas que serán protagonistas de ese cambio, mirándonos a los ojos, y poniendo sobre la mesa el verdadero propósito (para qué) y motivaciones (carencias e ilusiones) para  conjuntamente pensar en las posibilidades que podríamos tener para avanzar.

Y dar pasos. Pensar, sentir y hacer. Pasos pequeños, medianos y grandes, pero todos necesarios y todos en la misma dirección. ¿No ves todo el camino? No importa, empieza por un primer paso. Un paso que te aleje del bloqueo, un paso que te permita estar en otro lugar (aunque sea pequeño), un paso que inicie el cambio,… A veces el paso más pequeño es el que realmente cambió todo. El coste de la no acción, de la no decisión,… nunca, es cero. Otra cosa es que los intereses los cobre en diferido…

A pesar de todo lo anterior, provocar o impulsar cambios con intención en la dirección deseada… es posible  😉

¿Añadirías alguna reflexión más?

 

Filed Under: Gestión del cambio, Liderazgo, Reflexiones desde la práctica Tagged With: cambio, cambio cultural, control, estrategia, gestion del cambio, implementacion, liderazgo, oaz coaching, riesgp, transformacion

Aprendizajes del trabajo en equipo

14 junio, 2017 by Olaia Agirre Leave a Comment

equipos que reman todos juntosEl trabajo en equipo efectivo requiere atender cómo avanzamos en la tarea hacia su objetivo (tangible), a la par que atendemos también las dinámicas que se crean entre los miembros del equipo, como equipo, entre personas del equipo, y entre las personas y el objetivo del equipo (intangible). La tentación suele ser centrarnos en la parte tangible, y eludir la parte más intangible (aunque se ve y sobre todo se siente en el ambiente), pero tienen estrecha relación entre ambas, por lo que no atender a uno de los dos niveles tiene efectos en el resultado final del equipo.

Un avance acompasado garantizará que el equipo aprenda a trabajar en cooperación real, consiguiendo llegar donde individualmente no llegarían, razón de ser del equipo.

En ese camino de construcción de un equipo que trabaje como tal para conseguir unos objetivos conjuntos que exceden de la suma de capacidades individuales, hay que incorporar nuevas formas de trabajo que se van traduciendo en pequeños (y/o grandes) cambios en el comportamiento tanto de las personas (individualmente) como del conjunto.

Ese camino, evidentemente, no está exento de piedras, siendo estas una oportunidad que el propio equipo puede y debe utilizar como palanca para avanzar en esa construcción de equipo. Porque no olvidemos, cómo se abordan las situaciones más difíciles es lo que marca la gran diferencia: nos hundimos en el problema, salvamos por los pelos la situación o salimos reforzados por la gestión de «la crisis».

Me gustaría comentar algunas situaciones que en mi camino entre observadora-participante-coordinadora-facilitadora me he encontrado. Tal vez alguno te pueda ayudar a identificar dinámicas parecidas en tu propio equipo.

Fomentar la generosidad inteligente


suscripcion-oaz

Sin generosidad no hay equipo. El equipo te da mucho… pero si tú también estás dispuesto a dar. La actitud que más daño hace a un equipo es la de sentir que hay personas que sólo velan por sus propios intereses/objetivos/fines…. el egoísmo. Por supuesto que el equipo debe aportarnos algo (sino mi nivel de interés será mínimo y mi compromiso también), pero tengo que tener claro que el equipo no es algo que está al servicio de mis necesidades/intereses/objetivos.

Para trabajar en equipo, además de ver lo que el equipo aporta a cada uno de nosotros, hace falta construir la actitud de ¿qué puedo hacer yo por el equipo?

En el fondo, ese acto de altruismo, revierte sobre uno, porque desde esa actitud te conviertes en un componente importante para el equipo. Porque todo aquel que aporta (de una u otra manera), es importante (y el equipo lo reconoce dándole un lugar).

Por el contrario, aquél que sólo busca su beneficio personal, con el tiempo queda al margen del equipo… uno vez, dos veces… pero el equipo siente que ese «agujero negro» no suma, y reacciona. De manera más o menos clara, de manera más o menos consciente,… pero reacciona.

Calidad y metodología


La calidad nunca puede estar fuera de la ecuación. Calidad en el trabajo y calidad en el trato que damos a las personas. La calidad en el trabajo conecta con la sensación de potencia, de «podemos llegar lejos», y la calidad en el trato genera un contexto de seguridad, una sensación de «no todo lo que diga podrá ser utilizado en mi contra», es más, este equipo me puede ayudar a mejorar.

La calidad y esa sensación de potencia del equipo nos permite entrar en el círculo virtuoso del equipo.  Por la misma razón, la falta de calidad es uno de los mayores venenos de los equipos. Además, como es difícil decir a alguien que su trabajo no está a la altura, tendemos a llevar al terreno de lo «personal» los «problemas» derivados de la falta de calidad y las «ausencias» de responsabilidad.

Contar con metodología para la construcción de equipos nos facilita mantener la calidad:

confianza en el equipo

porque sabemos cómo abordar estas situaciones no desde la crítica, sino desde la búsqueda de mejoras,

porque fomenta la responsabilidad individual que va unida a ese «dar un poquito más de lo estrictamente necesario»

porque ayuda a poner foco en lo importante y no desviarnos en discusiones que no nos llevan a ningún sitio

porque se fomenta el pensamiento por parte de cada uno de los miembros de ¿y yo qué puedo hacer para ayudar al equipo en ese objetivo?

porque vinculamos ilusion y buena voluntad  con trabajo, método, constancia,… cabeza y corazón

 

Decisiones… de equipo


NO
No nos interesa buscar culpables, sí asumir responsabilidad hacia adelante, es decir, responsabilizarnos por buscar e implementar soluciones.

Podemos hallar causas, pero no para «echarnos los trastos», sino para tomar decisiones y tratar de no volver a incurrir en ese problema. Actitud resolutiva y con foco en el futuro.

El preguntarnos ¿cómo podemos mejorar esta situación? en lugar de ¿por qué (con tono culpabilidad aunque sin decirlo…) ha pasado esto? se empiezan a tomar decisiones… pero no mis decisiones ni las tuyas, sino las decisiones que necesita el equipo: los que nos ayudan a conseguir los objetivos como equipo.

Mantener este foco proactivo facilita el fomento de la responsabilidad individual. Y cuando cada uno empieza a asumir su responsabilidad, se deja de echar balones fuera. Los problemas se debaten, no para buscar culpables, sino para tomar decisiones. Decisiones para el bien de la #empresa, no para cada uno individualmente.

¿Consecuencia? Ahorro de tiempo «incalculable», sensación de potencia personal y de equipo, y generación de alternativas múltiples. La creatividad y la capacidad de generar opciones de solución distintas requieren de entrenamiento (cuanto más practicas más capacidad de generar ideas distintas), pero sobre todo de un contexto donde no sientes dedos que señalan. Señalan… al que hace, dice, propone…

El cambio empieza por uno mismo


entra la luz

En todo proceso de cambio siempre hay un momento de decisión personal… ¿tiro para adelante o me quedo donde estoy? Un análisis (consciente o inconsciente) de beneficios y costes de la operación. Un momento donde lo racional juega un papel… pero lo emocional se impone haciendo que realmente demos o no ese paso. Illusión-pasión-motivación frente a miedos… luces y sombras… puedo o no puedo… ¿seré capaz o no?… ¿y si no funciona?…

Me muestro o me quedo de espectador, propongo o me callo y acato… o resisto desde- la inacción,….

Un momento en que uno se compromete consigo mismo, con la posibilidad de sacar lo que lleva dentro, de superar los miedos (internos, suyos, reales… para la persona) y dar un paso adelante. De permitir-se ser…. más allá de los debo o debería, más allá de los demás…

No hay cambio posible sin que uno mismo se decida (consigo mismo) a cambiar. El cambio empieza por uno mismo… y no se puede forzar. Puedo facilitar, puedo ayudar, puedo acompañar,… pero el cambio real, DEPENDE DE UNO MISMO.

Y ese paso valiente es el que marca la GRAN diferencia


Muchas más situaciones, muchos más aprendizajes,… un regalo que me ofrece mi trabajo con personas y equipos…  hoy llegamos hasta aquí, espero que hayas identificado alguna situación como conocida. Si quieres compartir aquí tu experiencia, o si no estás de acuerdo,… 😉 será bienvenido.

¡Fascinante la vida de los equipos y el trabajo en equipo!

CONTINUARÁ….

 

Filed Under: Desarrollo de equipos Tagged With: aprendizaje, cambio, coaching de equipos, confianza, equipos, metodologia, resultados, toma de decisiones, trabajo en equipo

Transformar el miedo en coraje

11 abril, 2017 by Olaia Agirre Leave a Comment

coraje - miedoHay situaciones que nos ponen a prueba en la vida. Retos a los que tenemos que responder y en las que sentimos que nos la jugamos. A veces por los efectos de ese movimiento en nuestro entorno (negocio, relaciones,… ); otros, los más importantes y difíciles de tomar, en nosotros mismos; cuando no en ambas direcciones.

A veces son situaciones que se nos presentan, otras situaciones que en realidad nosotros hemos provocado,… pero que a la hora de la verdad… no por ello más sencillos de afrontar.

Decisiones que nos toca tomar y que implican una lucha interna, una tormenta entre hacer y no hacer, entre mostrarse y no mostrarse, entre hacer lo de siempre o hacer algo diferente, entre hacer caso a nuestro instinto o dejarnos llevar por lo que nos dicen,… En definitiva, una decisión entre continuar con lo anterior (aunque tenemos  evidencias inequívocas de que eso no funciona…) o dar la oportunidad a algo nuevo… es decir… cambiar.

Decisiones que aunque desde fuera pueden parecen sencillos de tomar, y cuesta entender la resistencia y el conflicto interno que esa decisión supone, son complejos porque nos obliga a posicionarnos ante algo que identificamos muy nuestro, parte de nuestra identidad.

Poner nuestro talento en acción o mantenerlo «inactivo» o en privado; mostrarnos u ocultarnos y protegernos ; «arriesgarnos» a confiar o protegernos en la seguridad de la desconfianza que inequívocamente genera desconfianza; hacernos caso a lo que sentimos e intuimos, o dejarnos llevar por lo que nos dicen;….

El dilema:

Actuar desde nuestra esencia, nuestro potencial, nuestra capacidad, haciéndonos caso a nosotros mismos, incluso arriesgándonos a proponer posibles soluciones diferentes de «lo que siempre se ha hecho aquí»… con el vértigo personal que muchas veces eso supone…

… o hacer caso a nuestros miedos, que nos alertan de los posibles peligros, reales o imaginarios (aquí está el problema… esa imaginación catastrofista…), y mantenernos en la segura incomodidad en la que estamos.

Hacer caso a nuestros miedos (miedo al rechazo, a la pérdida de autonomía, a la pérdida de poder, a la pérdida de seguridad,etc)… o retarlos al confiar en definitiva en nosotros mismos (en nuestra capacidad, en nuestra capacidad de impulsar a otros, en nuestra capacidad de afrontar situaciones complejas y ante los problemas buscar alternativas y soluciones…). Miedo vs coraje. No desde la soberbia, sí desde reconocer la capacidad genuina (aun siendo limitada) que tenemos…y aquello que tenemos para ofrecer(nos).

Pero ese reto a uno mismo es complejo. Y la tormenta está garantizada.  Nos batimos por el triunfo sobre el miedo, sobre el nosotros limitado.

Y ahí está la tentación de buscar justificaciones para ocultarnos… recuerda… es «más seguro»… a corto plazo. Y hemos tejido todo un conjunto de argumentos para justificar esa seguridad, argumentos perfectamente hilados y que apenas permite cuestionamiento.¡Somos unos genios tejiendo argumentos y contraargumentos que nos «convencen» para mantenernos en la posición actual!

Pero esa seguridad tiene un precio… un precio muy alto… un coste personal elevado. Esa máscara de seguridad no es gratuita… cobra cara la minuta (insatisfacción, ansiedad,…)… pero es muy seductora (tranquilidad, no riesgo… cantos de sirena).

Y en esa lucha, en esa tormenta… ante la tentación de meter la cabeza cual avestruz, o ante la tentación de culparnos por no atrevernos, por ponernos en esa situación de vulnerabilidad e incomodidad, o de buscar culpables fuera y lanzarnos en cruzada contra los que a nuestro paso se cruza… (cada uno tiene sus «preferencias»), necesitamos poder mantenernos el tiempo suficiente en esa sensación incómoda de la vulnerabilidad.

si-no-soy-yo-quien

El tiempo suficiente para ver que no sólo hay miedo… que a pesar de que tiende a hacer más ruido que nuestra delicada esencia,… también está, queriendo emerger, parte de lo que somos. Una parte luminosa, una parte que brilla, una parte que nos hace diferente a todos los demás… y que nos reta a ocupar nuestro lugar, a hacer o permitir hacer aquello que nosotros podemos hacer. 

¿Cómo no sucumbir a esa tentación?¿Cómo no caer en la evitación? Yo me he encontrado en esta situación en diferentes momentos, pero además, recientemente he tenido el lujo de compartir este momento con varias personas. Cada uno con su batalla, cada uno con sus miedos… y en ese momento en el que la sensación de vulnerabilidad cae sobre la persona, y se siente TANNNN pequeña, he visto el poder de que nos recuerden también esa otra parte. Una parte nuestra que también está ahí,que es capaz, que tiene mucho que dar y ofrecer, esa parte muy nosotros, muy esencia, muy yo… Y aunque en ese momento sintamos que nos «ha abandonado» y la sentimos lejana… necesitamos el poder de la reconexión con esa parte, y volver a vernos en nuestra totalidad... reconociendo nuestros miedos, pero también, lo que está detrás de ese miedo o limitación.

Porque esos son los momentos en los que hacemos mayor la herida de nuestros miedos, o ayudamos a curarlos. Porque en función de cómo sintamos que nos tratamos (o nos tratan) en ese momento de pequeñez y vulnerabilidad, nos permitirá salir de una forma u otra de la batalla.

La batalla es individual, la libra uno mismo, pero normalmente depende de algo que tiene que ver con yo respecto a otro, respecto al grupo, al mundo… Una sensación de «yo ante el mundo». Por lo que cómo nos tratamos y nos tratan en ese momento marca una GRANNN diferencia. En ese momento, la experiencia puede ser reconfortante si lo que recibimos es comprensión, empatía y compasión, que nos ayuda a mirar esa vulnerabilidad, con toda la delicadeza y sensibilidad que ese momento requiere. Necesitamos que la experiencia nos ayude a transformar el miedo en coraje.

Y recordarnos que sí, que  la vida se encargó de mostrarnos, en carne propia o porque lo hemos visto en otros, que no siempre esa autenticidad es bien aceptada (porque no se entiende, porque la tendencia a la comparación hace que se levanten en otras personas sentimientos más oscuros como la envidia y contraatacan, porque en lugar de valorarlo lo quieren anular,…).

suscripcion-oazQue sí, que no siempre la vida es justa, y que a veces es dura… que el miedo tiene tuvo su razón de ser… pero que cuando nació, tenías un nivel de capacidad, un nivel de madurez,… que has aprendido, eres capaz de percibir los peligros, y en otras circunstancias, con niveles altos de fuerza y energía, eres capaz de sobrellevar muchas circunstancias complicadas…

que sí, que necesitas que te recuerden que en ti existe también una persona fuerte, una persona que quiere y tiene derecho a brillar. Desde su esencia, desde aquello que le hace único y especial.

y que sí, que la decisión está fundamentada, que tiene un sentido para ti, y que por eso merece la pena apostar.

Porque a veces necesitamos, que nos recuerden quienes somos realmente. Que nos traten al nivel real de nuestro potencial. Y recordarnos hasta dónde podemos llegar… para darnos la oportunidad de la experiencia, el regalo de sencillamente, aunque sea por un momento, ser.

actuar al nivel de tu potencial

 

Filed Under: Gestión del cambio Tagged With: brillar, cambio, coraje, miedo, potencial, transformacion, vulnerabilidad

  • 1
  • 2
  • 3
  • Next Page »
  • Correo electrónico
  • Facebook
  • Instagram
  • LinkedIn
  • RSS
  • Twitter

    Nombre (requerido)

    Correo electrónico (requerido)

    Asunto

    Mensaje

    captcha

    Recabamos tu nombre y email con el fin de poder contactar contigo para responder a tu consulta.
    Comprueba nuestra política de privacidad para obtener más información.

    • CONTACTO
    • AVISO LEGAL – POLITICA PRIVACIDAD- LEY COOKIES

    Copyright OAZ Coaching para el cambio © 2022