OAZ Coaching para el cambio | Liderazgo y equipos

Ayudo a personas y equipos a parar, reflexionar y tomar decisiones en entornos complejos para avanzar hacia el futuro deseado | Liderazgo, equipos y transformación cultural de pymes | Donostia, Gipuzkoa, País Vasco y Navarra

menu

  • HOME
  • SERVICIOS
    • SOLUCIONES
      • DESARROLLO LIDERAZGO Y EQUIPOS
      • ESPACIOS DE CONFIANZA, PARTICIPACIÓN Y CORRESPONSABILIDAD
      • ALCANZAR OBJETIVOS ESTRATÉGICOS
    • PROCESOS
      • Personas que crecen: Coaching ejecutivo y profesional
      • Equipos que suman: Coaching de equipos
      • Consultoría y coaching empresarial
      • Formación para profesionales
    • CLIENTES
  • OAZ
    • OAZ: Olaia Agirre Zabaleku
    • LIBROS
    • ENTREVISTAS
  • BLOG OAZ
  • HABLAMOS?

Los relatos incompletos…

13 febrero, 2018 by Olaia Agirre Leave a Comment

Lo relatos incompletos son nuestros mayores “enemigos”. Aquellas historias que contamos (y nos contamos)  donde  eludimos una cara de la moneda. No hay día sin noche, no hay amanecer sin oscuridad, no hay verano sin invierno.

Tendemos a sopesar una parte de la historia… ofreciendo un exceso de optimismo (de un momento o situación ideal hacemos un todo… ocultando el esfuerzo o también algunos sinsabores del camino) o el dolor nos hace no ser capaces de valorar también lo que esa situación nos aportó (sí, aunque sólo sea demostrar tu fuerza para salir de allí, tu autosuperación… o de a pesar de… seguir aquí peleando)

Simplemente por inteligencia (que hace poco una persona me la definió como la capacidad de hacer más fácil lo que es difícil) y justicia, contarnos un relato equilibrado, con su cara y su cruz, es más auténtico, constructivo, ¡y sano!

Porque cuando tapamos la cara o la cruz, no somos justos con nosotros ni con el resto… porque en esos relatos, creamos historias de superhombres y supermujeres (puede que haberlos haylas…pero yo no los conozco) , de vencedores y vencidos malvados (salvadores con historias épicas), o de víctimas y verdugos (ante el malvado opresor). Y salvo en el cine, raramente adoptamos roles tan extremos, ¿no crees?

En estos relatos (que contamos o nos contamos), se nos olvida incluir el golpe de suerte (que rara vez, pero los hay), la temporalidad del momento, la capacidad y esfuerzo real demostrados, o la autosuperación,  ni la parte de responsabilidad de unos y otros…. Porque la realidad es más equilibrada en muchos casos… y aunque las vivencias y percepciones son altamente subjetivas, las historias que nos contamos desvirtúan la objetividad (si es que existe) de la realidad, inclinando la balanza y haciéndonos asumir un papel (salvador, víctima,…) que en el fuero interno sabemos que no es del todo cierto…porque ni lo negro es tan negro ni lo blanco tan blanco… y es en definitiva esa incongruencia la que nos genera malestar e incomodidad….

Porque en el fondo, cuando integramos las diferentes partes de la historia, aunque a veces no es tan fácil…es cuando logramos la tranquilidad y la capacidad de reconocer también el bien en uno mismo y en el otro… y se abre la capacidad de apreciar lo vivido (con su cara y su cruz)… y seguir avanzando.

 

Filed Under: Reflexiones desde la práctica Tagged With: autenticidad, autoestima, autosuperacion, Brené Brown, equilibrio personal, liderazgo, superacion

¿Por qué nos cuesta cambiar?

1 noviembre, 2016 by Olaia Agirre 6 Comments

por que nos cuesta cambiar

¿Por qué nos cuesta cambiar? El papel lo soporta todo, los planes pueden estar perfectamente diseñados… pero todos somos conscientes que el cambio supone asumir una parte de incertidumbre, una parte «sorpresas te da la vida» que no pueden ser controladas. No hay carta de garantía, no hay seguros de riesgo, no hay varita mágica,… hay un momento a lo largo del proceso que te enfrentas a la decisión personal de dar un paso adelante… o no.

Es un momento que puede ser más o menos fácil… pero reconozcámoslo, cuesta. Cuesta… porque es doloroso… aunque lo suframos en silencio… aunque sea más o menos doloroso… Porque hay una parte de renuncia, una parte de tener que confiar… ¿en qué?… ¿en lo que está por venir? ¿en mí?… pero con lo vulnerable y pequeña cosa que me siento en esos momentos de duda e incertidumbre… hay una parte de incertidumbre, de no saber, de no control.

Se cuentan muchas historias de cambio, pero solemos pasar del principio al final, sin contar lo que pasa en la mitad. Sin contar las dudas, los subidones (¡gracias a Dios también los hay!) y los bajones (¡a freír espárragos!), la sensación de estar más perdido que un pulpo en un garage, de dudar… de dudar del proceso, de ti, de la decisión que tomaste, de para qué narices estás haciendo todo esto… y sin saber hacia dónde tirar… con ganas de huir, con ganas de meterte debajo de las sábanas y no salir de allí…

Muchas historias, propias y ajenas, muchos momentos que suponen cuestionarte a ti mismo. Porque todavía no conozco, y conozco unas cuantas, ninguna historia que no haya tenido su momentos más puñeteros.

Pero claro, el cambio lo empieza una persona (o equipo) «siendo» una persona determinada, con un relato sobre si mismo concreto, con una identidad determinada aceptada por uno mismo. Esa identidad nos dice de lo que es capaz y de lo que no, lo que acepta y lo que no, lo que cree posible y lo que no,… Un montón de ideas (propias y ajenas que cree haberlas hecho suyas) con las cuales se siente identificado.

como-nos-vemos

Pero en el camino, muchas de esas ideas se ponen a prueba, los límites entre lo que era posible y lo que no, lo que era aceptable y lo que no, lo que era deseable y lo que no, lo que podía esperar del mundo y lo que no, lo que era importante y lo que no… se empiezan a desdibujar. Son puestos a prueba. En mitad de eso tú, la persona, que ya no se siente identificado tan «cómodamente» con el relato sobre si mismo que se había construido, que ya empieza a ver cosas diferentes que hace que sienta que el zapato empieza a apretar…  Y claro, si no soy quien era, ¿quién soy?

y-una-vez-que-la-tormenta-termine-no-recordaras-como-lo-lograste-como-sobreviviste-ni-siquiera-estaras-seguro-si-la-tormenta-ha-terminado-realmente-pero-una-cosa-si-es-segura

En todo cambio hay un momento que implica desprenderse de una forma de hacer y ser, para abrazar otra. Soltar lo conocido para abrazar lo nuevo. Lo nuevo que no puede ser controlado, lo nuevo que no es conocido a priori. Puede ser imaginado, esperado,… pero la realidad es que cuando llega, siempre tiene un elemento sorpresa. Nunca el resultado es tal cual lo imaginamos.

Ese soltar para avanzar hacia lo nuevo, implica encontrarnos cara a cara con nuestra vulnerabilidad. Vulnerabilidad que supone la incertidumbre, la falta de seguridad y control de avanzar hacia el futuro, un futuro donde todos los escenarios posibles coexisten. Un momento donde la seguridad de lo viejo conocido nos llama… incluso aun sabiendo que es una realidad incómoda, que el zapato ya nos aprieta… ¡ay cómo nos reclama con sus cantos de sirena!

Vulnerabilidad, como dice Brené Brown,  no es ganar o perder sino tener el valor de dar la cara y dejarse ver cuando no tenemos el control sobre el resultado.

vencer-sufrimiento

Y enfrentarnos a reconstruir el relato que sobre nosotros mismos nos hacemos. Re-construir una nueva identidad, que por supuesto tiene mucho de la anterior, pero que en el camino habrá soltado partes de ella misma, partes que ya no le sirven, que ya ha superado, para dar lugar a algo nuevo.

Un relato que nos da la posibilidad de construir desde lo que realmente somos, de lo aprendido, de lo que tenemos para ofrecer… porque el mundo está lleno de sufrimiento, pero rebosa de personas que lo han vencido y que, en su lucha, descubrieron algo valioso.

 

 

Filed Under: Desarrollo de personas y equipos, Gestión del cambio, Liderazgo Tagged With: Abraham Maslow, Brené Brown, cambio, haruki murakami, Hellen Keller, identidad, incertidumbre, Marilyn Ferguson, oaz coaching, Olaia Agirre, quien soy, resistencia, resistencia al cambio, vulnerabilidad

Ocupar tu lugar

22 abril, 2016 by Olaia Agirre Leave a Comment

ocupa tu lugar en el mundo

 

Ocupar tu lugar, estar en la vida de una manera sana y positiva, implica, desde mi punto de vista, la capacidad de reconocer lo que uno mismo es y tiene para ofrecer a la vida, a si mismo, a los que tiene a su alrededor… y tomar las riendas de la responsabilidad que ello implica.

Ocupar tu lugar sin sentirte ni más ni menos de lo que te corresponde. Sin ponernos galones de más… pero tampoco de menos… reconociendo en la justa medida nuestras luces y nuestras sombras… y ser capaz de apreciarlo… de apreciarme.

Implica reconocer lo que somos, lo que como personas valemos (como valor intrínseco, diferente al valor-precio que tendemos a calcular).

Implica reconocer  nuestra calidad humana, nuestras capacidades, lo que muchas veces a nuestro alrededor ven… y nosotros no somos capaces de ver…

Implica reconocer que nuestra experiencia, el camino recorrido (con sus altos y sus bajos), nos ha aportado una forma de ser, de comportarnos, de hacer, de estar,…. el camino recorrido nunca es banal ni despreciable… es un camino de aprendizaje, de errores y aciertos, de demostrar de lo que somos capaces, de lo que somos,…

Implica reconocer esas cualidades que expresamos o que tenemos de manera natural, eso que somos y hacemos de manera natural… aquello que aunque intentemos tapar grita… pero que como no supone esfuerzo por nuestra parte, menospreciamos (muchas veces inconscientemente) frente a otras áreas en las que tenemos que realizar mayor esfuerzo.

Cuando decidimos asumir nuestras historias

Implica reconocer el esfuerzo, la capacidad de poner energía, fuerzas, interés, concentración,… en sacar adelante algo… y en definitiva, de asumir retos y tratar de mejorar.

 

Implica reconocer la diversidad… que no todos somos iguales ni tenemos lo mismo que ofrecer… pero que precisamente ahí, en esa diversidad, en esa diferencia… radica la belleza. Eres tú y no otra persona la que puede aportar eso que tienes que aportar, en la manera que tú lo puedes hacer. Ni mejor, ni peor… a tu manera, personal, diferente,… especial.

Implica reconocer el efecto que provocamos nosotros en nuestro entorno… en las personas con las que nos relacionamos… en los proyectos en los que nos embarcamos…

Implica reconocer que en algunas situaciones brillamos con luz propia…. y en otras provocamos rayos y truenos…

Implica reconocer que esa capacidad… implica una responsabilidad… y que si no ocupamos nuestro lugar, no estamos siendo fieles a nosotros mismos… y esa falta de lealtad con uno mismo va a provocar fricciones y malestar en nosotros… pero también a nuestro alrededor.

Y  implica asumir nuestra responsabilidad, porque…

Y si no soy yo, ¿quién-

Post publicado en el Blog EITB de Inteligencia Emocional

 

Filed Under: Desarrollo de personas y equipos, Liderazgo Tagged With: autoconocimiento, blog eitb inteligencia emocional, Brené Brown, capacidad, consorcio inteligencia emocional, emma watson, liderazgo, responsabilidad, talento

Si pudieramos ver a través de los ojos del otro…

12 septiembre, 2014 by Olaia Agirre Leave a Comment

Solemos tener la falsa ilusión de que la realidad es tal y como la concebimos cada uno de nosotros. Pensamos que las situaciones son como las vemos, pensamos y sentimos en un momento dado. Sin tener en cuenta que incluso nosotros mismos, reaccionamos de diferente manera ante una misma situación en función del momento personal en el que nos encontremos.

No nos afecta lo mismo un comentario de un compañero si ese día has conseguido cerrar el acuerdo que tanto tiempo llevabas persiguiendo, que si te encontrabas de bajón por algún problema familiar o laboral. El comentario, la intencionalidad, la persona es la misma… pero nosotros no somos los mismos.

Por tanto, ¿cuál es la realidad? ¿Es una realidad única y objetiva, o hay “tantas realidades como personas y momentos”? Hay contextos en los que esa realidad es objetiva: mi teléfono funciona o no funciona,  cuando ponemos una proporción de 250 gramos de harina por cada litro de leche en la receta de la amona aquello sale riquísimo, estoy o no estoy embarazada…  Pero normalmente las objetividades se dan en
terrenos más técnicos. Cuando incluimos a las personas en la ecuación…. ¡ay, no existen las ciencias exactas!

Lo que a una persona le gusta a otra no, lo que a uno le motiva al otro para nada, lo que funciona para conseguir compromiso por parte de un grupo de personas con otro se queda
corto,…¡Pero precisamente en esa subjetividad diferencial es donde radica la magia y la grandeza de las personas! Pues siendo todas diferentes, son todas valiosas y aportan su toque de color a la paleta de colores que es la vida.

Pero se nos suele olvidar… y cuando en el día a día vamos a la carrera, ocupados en las miles de cosas que llevamos en la cabeza (la lista de temas pendientes, la reunión que no llego, el informe que todavía no he preparado, la llamada a Jesús que no se me olvide,  que se me hace tarde y todavía no he preparado la oferta para mañana,… ¡ah! y que cuando salga de trabajar tengo que pasar por la farmacia…), y nos vamos “cruzando” con las personas de manera “cuasi-atropellada”, sin tomarnos el mínimo tiempo necesario para elaborar la forma (ni a veces el contenido) ni  el momento en la que nos comunicamos con ellos, y con nuestras orejeras puestas e inmersos en nuestra realidad,  les soltamos aquello que para nosotros es claro… clarísimo… ¡cristalino!… ¿cómo es que no nos han entendido?

O cuando alguien nos comunica algo que para esa persona es importante, y nos atrevemos a aportar nuestra visión del tema, y con nuestra vara de medir soltamos a bocajarro nuestros juicios de valor, lo que está bien y no, lo que es posible o no… ¡para nosotros!!!

Pequeños roces, más o menos importantes, que generan más o menos dolor y malestar… que se podrían evitar fácilmente si entrenáramos nuestros niveles de empatía.  La empatía, que como la define Brené Brown (Doctora en Psicología e investigadora en la Universidad de Houston) es la habilidad que alimenta la conexión entre las personas.

conexion, empatiaPorque empatizar, en muchos momentos significa escuchar, simplemente escuchar, sin necesidad de “arreglar”  nada, decir simplemente “Te entiendo, aunque no sé qué decir”.  Significa conectar con la realidad que esa persona está viviendo, reconocer su vulnerabilidad (lo que está viviendo, sus emociones,…) porque reconozco y entiendo esa vulnerabilidad en mí mismo.

Para que esa conexión sea real y permita crear un puente real hacia la otra persona, requiere:

 

  • Mantener  perspectiva para reconocer esa verdad como la verdad de esa persona: no necesariamente tenemos que estar de acuerdo,  ni compartirlo, pero la reconozco y entiendo.
  • No emitir juicio: respetar su verdad, sin opinar ni pasarlo por el tamiz  de mi sistema de valores y creencias.
  • Reconocer las emociones en la otra persona: ¿cómo está viviendo esa situación? ¿qué emociones subyacen?
  • Comunicárselo:  te entiendo… y estoy aquí…

 

Porque cuando realmente se consigue construir ese puente que permite conectar a dos personas, se producen esos momentos ¿mágicos? en los que realmente somos dos personas que compartimos y mostramos al otro un pedacito de nosotros mismos y de nuestra realidad.

¿Puede ocurrir un milagro mayor
que ver a través de los ojos del otro por un instante?
(Henry David Thoreau)

[Read more…]

Filed Under: Coaching ejecutivo y de equipos, Desarrollo de habilidades, Liderazgo Tagged With: Brené Brown, CIE, comunicacion, conexión, conflictos, emociones, empatia, inteligencia emocional, personas, puentes

  • Correo electrónico
  • Facebook
  • Instagram
  • LinkedIn
  • RSS
  • Twitter

    Nombre (requerido)

    Correo electrónico (requerido)

    Asunto

    Mensaje

    captcha

    Recabamos tu nombre y email con el fin de poder contactar contigo para responder a tu consulta.
    Comprueba nuestra política de privacidad para obtener más información.

    • CONTACTO
    • AVISO LEGAL – POLITICA PRIVACIDAD- LEY COOKIES

    Copyright OAZ Coaching para el cambio © 2022